AFORTUNADAMENTE todo apunta a que los vecinos de Dehesa Golf no están muy interesados en entrar en el mercado inmobiliario, viven bien en ese lugar y no piensan vender. De lo contrario, tal vez hubiera quien temiera que el valor de su patrimonio inmobiliario cayese por los suelos.

Si no fuera porque se trata de un asunto grave, la persistente ola de robos que sigue sufriendo esa milla de oro onubense sería para jugar a una especie de monopoly y tratar de acertar a quién le va a tocar esta noche. Y nada de esto es óbice para seguir reconociendo el esfuerzo del subdelegado del Gobierno, Manuel Bago, y de unas fuerzas de orden que siguen sin contar con los medios que necesitan.

Sin embargo, en todo este proceso de impotencia ante la delincuencia que una noche sí y la otra casi también entra y asalta chalés, lo más curioso quizás haya sido la idea de organizar la seguridad de la urbanización afectada con la colaboración de los vecinos del lugar.

No se imagina uno a media oficialidad de la provincia, de la capital y Aljaraque, altos cargos de las administraciones, haciendo la ronda de día y mucho menos de noche para velar por la integridad de sus residencias. Más que nada porque sería curiosa una imagen en la que, por ejemplo, los altos cargos pasearan por las calles de la Dehesa seguidos de sus guardaespaldas, que se supone no podrían desarrollar labores de seguridad del patrimonio en cuestión sino sólo de la seguridad personal del alto cargo en sí mismo... En fin, que quizás lo mejor sea que alguien tenga la feliz idea de pagar un servicio de seguridad privada.