El mito de la novedad

Las personas somos vulnerables a ser seducidos por lo nuevo; en política, también

S style="text-transform:uppercase">er verdaderamente creativo, haciendo o proponiendo cosas por completo novedosas, no es nada fácil y, por regla general, para la inmensa mayoría de los humanos es más bien imposible. Lo que se suele hacer es repetir lo que otros han realizado, con conciencia de ello o no, o bien modificar algunos matices por adición o sustracción de elementos de lo anterior, con lo cual cabe la posibilidad de que se mejore lo que existía, sin que eso sea seguro. Para que algo cambie de manera sustancial tiene que darse lo que Kuhn denominó en filosofía de la ciencia un cambio de paradigma que dé una auténtica revolución. Pero tal circunstancia se produce sólo de tarde en tarde. Todo esto ocurre en cualquier campo. Si, por ejemplo, nos acercamos a las artes plásticas, como es el caso de la pintura, se observa que, en cuanto a los diversos estilos posibles, poco ha cambiado desde hace un par de siglos. Lo mismo si se habla de literatura, música, etc. Sin embargo, como se sabe que las personas somos vulnerables a ser seducidos por lo nuevo, en todos los ámbitos hay quienes se esfuerzan por hacernos creer que lo que ellos promocionan, ofrecen o venden responde a la novedad, cuando a lo mejor, lo único alterado ha sido el nombre, el color o cualquier otro aspecto similar. Lo malo es que se termina picando, es decir, se cae en la trampa; unos más y otros menos, y según qué condiciones. La política no es ajena a estos fenómenos. En los últimos tiempos hemos sido testigos privilegiados de estos hechos; ahora bien, a lo largo de este moribundo 2016 cada vez hay más pruebas de que las supuestas novedades ofertadas no eran tales sino que se trataban de fantasías y mitos, de idealizaciones semejantes a cuando a alguien se le atribuyen cualidades y hermosuras que no posee y que nunca las tendrá. En su día, Julio Anguita afirmó que IU era un experimento nuevo en política, que no tenía nada que ver con los partidos tradicionales. Al observar su recorrido, ¿alguien piensa que ha sido así, a pesar de que se constituyera oficialmente como una coalición de partidos? Transcurridos los años, hizo su aparición Podemos. ¿Cómo lo vendieron? Como el no va más de la novedad en todo, hasta en los nombres de sus órganos. Sistemáticamente, cada vez se percibe con más claridad que es como el resto: luchas de poder, insultos entre ellos, maniobras poco transparentes… Eso sí, todo con mucho tuiteo. Esperemos que en adelante haya más capacidad crítica ante las novedades que, en realidad, no lo son.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios