No tengamos miedo

Los estupefacientes son atractivos para jóvenes en situación marginal, una debilidad con la que trabajar

Mi idea de hoy era reflejar el estupor que me cansa todo ejercicio de depredación de la historia y más si este es reiterado como el del ínclito catalán, señor Abad y miren por dónde, de la anécdota sin fundamento de un ¿historiador?, debo pasar a lo trágico - también sin fundamento - de una acción terrorista calculada y absolutamente rechazable además de perseguible sin descanso hasta poder aplicarles todo el peso de la ley a los autores.

Decía Lenin, buen conocedor de las técnicas terroristas, salvando las distancias en el tiempo, que esas acciones buscan la "parálisis de las gentes". Pues bien, este ha de ser el primer objetivo, reaccionar con prontitud, unidad y gallardía para hacerles ver a los enemigos - sí, enemigos- que nos han declarado una guerra de modelo de vida y convivencia en la igualdad, libertad y sentido democrático.

Por tanto, la apelación a la unidad, pero la unión real, aparcar la mera retórica y exigir compromiso rotundo en la búsqueda de soluciones reales, sin medias tintas ideológicas, equidistancias oportunistas o ventajismos particulares -y aquellos que no lo vean así quedan, por sí mismos, aislados y retratados-, resulta inaplazable.

Los discursos intermedios, "…mueren muchos musulmanes todos los días en sus propios territorios…", con ser cierto y una barbarie, no puede ser justificación de nada. Allí tienen una guerra casi civil, podríamos decir étnica, de sustrato religioso, de acceso al poder, de dominio de mayoría esclavizadoras: chiíes, suníes… ¿Qué tiene que ver ello con unas personas paseando por Barcelona? Sus razones violentas para con nosotros son de otro tipo, ya lo he citado, de estilo y modo de vida democráticos.

Las Fuerzas de Seguridad trabajan mucho y bien, ejemplarmente, pero hay situaciones imposibles de prever, las intenciones de alguien son prácticamente inescrutables y más ante evidencias como estas y algunas más. El perfil del terrorista está cambiando, sus líderes no son irracionales, están en guerra y saben lo que quieren, pero el ejecutor ya cada vez se inmola menos, el dinero y los estupefacientes son algo tangible y atractivo para jóvenes en situación marginal, lo que indica cierta rebaja en su fanatismo y esa es una gran debilidad para trabajar sobre ello, al menos en nuestro ámbito. Aún más, si la respuesta popular es como la ya expresada: "No tenemos miedo". A partir de ahí quizás comiencen a tenerlo algunos de ellos. Descansen en paz las víctimas inocentes.

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