COMO suele ocurrir en momentos en los que la clase política tiene ante sí una responsabilidad ineludible que no es capaz de asumir, se ha seguido el proceso reglamentario. La industria tiene un problema de carácter sociolaboral que va a ir estallando en los próximos meses. El PSOE se comprometió a dar una respuesta. Y para ello, el partido se reunió ayer con la FOE y los sindicatos para configurar esa respuesta.

Primero, como suele ocurrir cuando no se es capaz de abordar un problema, se crea una comisión, que se reunirá ¡trimestralmente!, es decir, la mejor forma de diluir responsabilidades.

Segundo, se pide un informe o diagnóstico sobre la situación, como si no supiéramos lo que pasa aquí. Es más, el informe se le encarga a un órgano externo, el Observatorio Industrial del Gobierno. Mientras el nuevo Gobierno se pone en marcha y con él sus órganos secundarios, aquí nos pueden dar las tantas. Es decir, otra manera de enredar y disolver la responsabilidad en el tiempo y en un agente exterior.

Y si alguien tiene dudas de la "eficacia" de esta puesta en escena que trata de responder al problema sociolaboral que va a suponer la sangría de empleo en el sector industrial, vean lo que dice un sindicato como UGT sobre la diversificación de la industria: ha de suponer "un giro en el que se establezcan los pasos a seguir para agilizar los procedimientos que repercutan directamente en un avance de la economía onubense, basado en una mayor calidad del empleo y en los parámetros de sostenibilidad industrial que establece la ley"... Quien pueda entender, que entienda.