Una vez deglutido este gastronómico año 2017 toca ponerse a pensar en el menú que nos espera para el próximo 2018. En los próximos 365 días ya no vamos a tener fastos como la Capital Gastronómica o el 525 para llevarnos a la boca y como último año de vida útil de los mandatos municipales tocará impulsar de una vez no pocas iniciativas que pueden servir para darle una nueva cara a la provincia de Huelva.

El primero que se tiene que poner a cocinar bien es el equipo de gobierno del Ayuntamiento de la capital, obligado como está a poner en marcha no pocos proyectos y a impulsar otros tantos de manera definitiva. Lo primero será contar con unos presupuestos en condiciones, después de que hayamos pasado 365 días sin un documento marco que fije las políticas económicas de la ciudad. Para que eso salga habrá que desbloquear de una vez la situación del Recre, pues urge hacerse cargo de siete millones de euros de púa para y eso hay que incardinarlo en el documento financiero. Al tiempo, a Gabriel Cruz y sus muchachos les urge darle un impulso a las obras del Edusi, verdadero maná llegado de Europa que les servirá para mostrar algunos cambios en la fisionomía de la ciudad. Y, ya puestos a pedir, si fuera posible saber por dónde va a salir el tema de los fosfoyesos ya casi que nos podríamos echar a llorar de emoción.

Eso para el equipo de gobierno. Con la oposición bastaría con que diera señales de vida y actividad. Eso sí que sería una verdadera novedad.

A la Junta le toca en este 2018 que arranca mañana demostrar que esos proyectos tan ampliamente anunciados para Huelva se hacen realidad. Las demoradas obras del edificio de Hacienda, el ignoto proyecto para llevar el Museo Arqueológico al Banco de España, el inicio de las obras del centro de salud de Isla Chica o la mejora en los accesos a la costa no son moco de pavo. Si les unimos el Chare de la Sierra o el fin de la desfusión hospitalaria, tenemos material de sobra para entretenernos.

Tampoco se debe aburrir el Gobierno central en sus responsabilidades, más aún si se hacen realidad los rumores que indican a un posible adelanto electoral por parte de Mariano Rajoy. Lo del Ejecutivo central es sencillo a la vez que costoso. Si logra que alguien atisbe mejora en la triste conexión férrea con Sevilla, o podemos ver impulso en las infraestructuras hidráulicas paradas, o asistimos a la puesta en marcha del ansiado trasvase o soñamos con una utópica solución para la N-435 o, incluso, vemos alguna máquina trabajando en los accesos del Chare de Lepe, a buen seguro que nos podríamos dar por satisfechos. Sale caro, sí, pero es lo que tiene gobernar.

Claro queda hasta aquí que quienes nos dirigen tienen faena más que suficiente para arremangarse desde mañana mismo. Al Puerto no hay que pedírselo, pues la Zona Logística que plantea ya tiene sus primeros presupuestos aprobados por mucho que haya quien quiera decir que allí se va a construir poco menos que un nuevo Chernóbil.

Lo dicho que queda mucha tarea por delante y tocar unir fuerzas para remar. De nuestra parte no va a quedar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios