Una investigación de hace unos años de la psicolingüista Majid con 13 culturas e idiomas diferentes evidenció que la vista es el sentido considerado más importante de todos, mientras que los demás se priorizan dependiendo de cada cultura. En la nuestra, el menos valorado es el olfato. A la vista de lo sucedido en Huelva, no es de extrañar. Apenas se recuerdan ya aquellos días, en 2015, de indefinidos y malos olores por toda la ciudad. Los ciudadanos se preguntaban qué podía estar pasando y nadie les dio respuesta. Fueron muchas las personas que directamente se dirigieron a Emergencias, sin éxito igualmente. Se extendió la alarma social por toda la ciudad cuando se repitieron en 2016, pero será por tantas experiencias vividas por los onubenses de desatención por parte de los responsables de turno, que se olvidaron los malos olores y el misterio que los rodeó, como se olvida (por el instinto de supervivencia) casi todo lo que se considera inalcanzable.

El caso es preocupante por varias razones. La primera y más importante radica en el hecho de ignorar las causas del mal olor. Imaginen que se trata de un funcionamiento deficiente de alguna empresa química y que pudiera traer a la población efectos nocivos para la salud. Mejor no pensarlo, pudiera pasar que a estas alturas estuviésemos todos ya contaminados. Pero existen otros planteamientos. ¿Creen que alguna familia puede padecer de un mal olor en la casa que habitan y responder, con absoluta tranquilidad, que no saben a qué se debe? Si en una vivienda familiar sucediera esto, no se pararía hasta encontrar su procedencia; aunque a la vista de lo sucedido en el Parque Moret, podemos esperar cualquier cosa (¿Cómo puede derribarse la Casa Duclós, considerada patrimonio municipal, y no enterarse el Ayuntamiento, su dueño?).

El caso de las pestes vuelve a ser actualidad. No porque se hayan repetido los incidentes sino porque ahora, casi dos años después, se ha licitado un proyecto con un presupuesto de 55.660 euros para desarrollar 104 medidas, durante un año de duración, en Huelva y en Palos. Qué ingenua yo. Pensé que eso era simple. Me estaba planteando recomendar a mi hija, capaz de encontrar el origen de cualquier olor en un tiempo récord.

En fin, que si dicen diferentes estudios que se recuerda el 35% de lo que se huele frente al 5% de lo que se ve… Si un olor permite revivir momentos pasados o que nos traslademos fielmente a otra época de nuestra vida… ¿Cómo se han olvidado las fetideces aquellas?

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