No hay mal

Dentro de unos días veremos otra cuerda de presuntos presos, otra pasarela Cibeles

Lo dice el saber popular: no hay mal que por bien no venga. Y es que como siempre se ha dicho: Dios escribe con renglones torcidos. Miren por donde del embrollo, por no decir coñazo, de Cataluña están saliendo patriotas españoles hasta debajo de las piedras. Lo están señalando las encuestas. Y los listillos de los partidos que sufrimos se han dado cuenta y alguno que abrazó la causa nacionalista catalana se ha quemado a lo bonzo. Se ha echado gasolina por encima y se ha prendido una cerilla, ellos solitos. Otros que estuvieron dándonos la matraca con el federalismo simétrico, asimétrico y mediopensionista están callados como muertos. La gilipollez insuperable de la España federal ha pasado a mejor vida y llevamos meses en los que no la nombran ni de casualidad. Así pues, los que nos sentimos españoles a secas estamos de enhorabuena. Le estamos muy agradecidos al personaje bufonesco y circense de Puigdemont. Este hombre es impagable. Él y su cuadrilla han hecho más por la unidad de España que los mismísimos Reyes Católicos. Hay que cuidarlo. Hay que extremar atenciones con él para que no desaparezca. Cada vez que abre la boca, y no para comer, unos pocos miles de españoles se suman a despotricar de la calamidad autonómica y se pasan a las filas de los que sienten a España como lo que es, patria, madre, historia y suelo que da cobijo a todos los que antes que nosotros fueron y que un día nos acogerá también a los que aquí aún estamos.

Aparte de a estos bufones hay que estar agradecidos a la juez Lamela y al juez Llarena por haber ofrecido hospitalidad en el sistema penitenciario español a esta banda. La cárcel los ha puesto suaves y algodonosos como el pelaje de Platero. Decenas de políticos haciendo gansadas durante años y nada de nada. Los golpistas haciendo alardes imparables de supremacía y racismo sin cuentos y delante de ambos jueces se lo hicieron en los pantalones, ellos y ellas sin distinción. No ha hecho falta ni aplicar el famoso 155, en su forma light, sin conservantes ni colorantes. Con el Código Penal en la mano no ha sido necesario más. Los insurrectos saben que la película judicial no ha hecho más que empezar y andan unos con otros como aquellos del chiste en el que se decían mutuamente "asómate tú que a mí me da la risa". Dentro de unos días veremos otra cuerda de presuntos presos, otra pasarela Cibeles. Ya sabremos en qué queda. De momento, la unidad de España está fortalecida y las autonomías van camino de ser algo de lo que los españoles cada vez más huirán como de la peste. Y es que no hay mal que por bien no venga.

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