Son más que conocidos por todos los onubenses el conjunto de edificios, emblemáticos por su arquitectura y su historia, que permanecen indignamente cerrados desde hace años en nuestra ciudad. El mercado de abastos de la Plaza de Toros, el edificio de la Policía del Paseo Santa Fe, la antigua cárcel, el colegio de Ferroviarios, Hacienda, el Stella Maris o el Banco de España constituyen ejemplos más que suficientes para mostrar con que apatía y desinterés se encaran las necesidades y aspiraciones de nuestra ciudad desde las diferentes Administraciones.

Pero hasta en las situaciones más deplorables puede aparecer una llama de esperanza. Esta semana y ante el alcalde de Huelva, la consejera de Cultura, los portavoces de los grupos municipales y los representantes de Amigos del Museo se ha diseñado la hoja de ruta para conseguir un Museo Arqueológico en las dependencias del edificio del Banco de España. Éste, que lleva 14 años como persistente vigilante de la Plaza de las Monjas y prestando refugio a familias enteras de palomas, parece que por fin va a dedicarse a la insigne custodia de las innumerables piezas arqueológicas que posee esta ciudad, muchas de ellas guardadas en cajas en el Museo Provincial por falta de espacio.

Se ha conseguido que el edificio sea declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) y se ha acordado entre todos los implicados su destino, incluso será invitado el Gobierno central al diálogo. Contado así, podría parecer una situación inédita e idílica de colaboración entre PP y PSOE, pero apuesten a que no será eso. Ahora nos queda el vergonzoso espectáculo de la disputa por ver quién ostenta el papel de protagonista y quién el de secundario. Las declaraciones de Céspedes y de Manuel A. González, ambos del PP, celebrando más lo que ellos han conseguido que el logro en sí, dan que pensar. Instar, en este caso, a la Junta a "que dé a Huelva lo que pide" quienes no exigen nada al Gobierno central carece de credibilidad. Pero en fin, parece que en esto consiste el juego político, en una competición permanente, en una lucha para conseguir medallas a exhibir en próximas elecciones, en una reyerta permanente que ganará el que consiga contabilizar más fracasos del oponente.

La consecución del Museo Arqueológico se presenta como una oportunidad para dejar a un lado los colores partidistas y centrarnos y trabajar en colaboración por Huelva. A ver si ahora nos enredamos con los detalles y olvidamos la esencia.

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