Los lacitos

Sobran las pancartas, las declaraciones y las manifestaciones… Póngase un lacito

Mientras preparo mi lazo lila para llevarlo, haga o no la huelga feminista del 8, veo en los medios cómo muchas actrices en la entrega de los premios César van con lazos blancos como protesta contra la violencia a la mujer. Se me ocurrió entonces, por las terribles circunstancias en Níjar, buscar uno amarillo (en solidaridad con los desaparecidos) pero claro, con un tono diferente al de los independentistas (no sea que se confundan por aquello del apellido) y menos anaranjado que el de la lucha contra el maltrato animal. También tengo en dos tonos de gris, el de respaldo a los enfermos de Parkinson y el de apoyo a la Seguridad Vial. Y el negro por supuesto, de luto, el azul, la libertad de expresión... Dado que hay más causas que colores, éstos deben repetirse y pensar además qué ponerte para que destaque el lacito.

Efectivamente, vivimos en una época que bien pudiera pasar a la historia con un nombre cómico pero representativo, la Edad del Lacito. Recuerdo los principios, cuando conocidos personajes de las artes y la cultura portaban un lazo rojo en la solapa, manifestando así su apoyo a los enfermos de sida y reclamando la lucha contra el mismo. Entonces el sida, contagiado por el VIH, se consideraba una enfermedad vergonzosa, por lo que ir con ese lazo significaba posicionarse contra posturas extremas de intolerancia. Tenía su mérito, te señalabas. Los actuales lacitos son más neutros, nada que ver con el negro por el luto, el rosa contra el cáncer o el blanco, que defienden causas apoyadas por todos.

La pregunta es qué nos traído hasta aquí. ¿El auge de la expresión pública? ¿La obligación creada y fomentada por las redes sociales de mostrarle al mundo dónde estamos, qué leemos, estudiamos o pensamos? ¿Lleva aparejado este movimiento un deseo de protagonismo tan potente que llega a rozar el exhibicionismo?

Por otra parte, paralelo a esta tendencia o consecuencia de la misma, ¿no influirá también la decadencia y deterioro del uso de las palabras? La sociedad navega en un mundo de símbolos donde las palabras naufragan. Si se pierde el uso oral, ¿qué será del escrito? En tiempos de emociones hay mucho que expresar, reflexionar y compartir. Por ello y para ello, se inventaron los emoticonos. Para que rápidamente se pueda manifestar tristeza, alegría, enojo o duda (en diferentes grados). Es una comunicación rápida, fácil e impersonal.

Por todo ello, sobran las pancartas, las declaraciones y las manifestaciones… Póngase un lacito.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios