Al hilo de la detención del Sr. Puigdemont aprovecho para ajustar algunas cuentas personales. Y no precisamente con el detenido. Yo no me alegro de que nadie vaya a la cárcel, a excepción de los asesinos. Que no me alegre no significa que no me parezca bien. La ley está para cumplirla y en una democracia nadie está exento de vérselas cara a cara con un juez. Así pues me parece bien que haya sido puesta a disposición judicial casi toda esta banda que se creía que no iba con ellos esto de las leyes. Están acusados de delitos gravísimos como es intentar derribar el orden constitucional, ni más ni menos. Toda la vida de Dios a esto se le ha llamado golpe de Estado. Y en un golpe o ganan los golpistas o gana el Estado, no hay tercera vía. Dicho esto, mi inquina personal está quizás más con algunos de los que ayudan y alientan a los golpistas. No hablo de la caterva mediática que permanece intacta y que algún día habrá que desmontar, más pronto que tarde. Estos son, al fin y al cabo, unos paniaguados que no hacen más que servir al amo. Amo que por cierto les paga con dinero ajeno, el de los Presupuestos Generales del Estado. Este artículo apunta y va dirigido al llamado clero católico catalán, que no tiene más dios que el nacionalismo. Con estos sí que me gustaría vérmelas cara a cara en un debate. Soy católico, cristiano viejo que se decía en nuestro siglo de oro, y me sublevan estos personajillos, obispos y curas de a pie, que escupen sobre el cuarto mandamiento de la ley de Dios: "Honrarás a tu padre y a tu madre".

Algunos se sorprenderán ante esta afirmación. Pues que no entren en duda alguna. Con leerse el Catecismo de la Iglesia Católica en sus números 2.234 y siguientes lo comprenderán. El Catecismo es para la Iglesia lo que la Constitución para la sociedad civil. Las relaciones de los católicos con las autoridades civiles están descritas en este apartado dedicado a honrar a tu padre y a tu madre. Las autoridades legítimas son representantes de Dios, número 2.238, y merecen como tales respeto y obediencia; o sea honra. Mira por donde estos curitas catalanes, con algunos obispos a la cabeza, se pasan estos pasajes del Catecismo por el forro de las narices y alientan y apoyan a aquellos que buscan el derrocamiento de las autoridades legítimamente constituidas y de la constitución emanada de la soberanía del pueblo español. Estos idólatras no son mis hermanos de fe. No considero así a los que ofrecen alabanzas al dios xenófobo, racista, supremacista y golpista del nacionalismo. Cállense o váyanse a freír espárragos de una maldita vez. Pueden escoger.

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