¿y a usted, le atienden?

Redacción / Sevilla / Pedro Caballero-Infante / Farmacéutico

La gripe provoca ausencias en el trabajo de hasta cuatro días ¿Y aún dicen que es caro?

La mayor parte de los afectados confía en remedios caseros para combatir los síntomas, aunque acude al médico

En los últimos tres años se han presentado casos de gripe en el 35 por ciento de los hogares andaluces y más de la mitad de las personas contagiadas (concretamente el 65 por cien) ha faltado a su trabajo una media de cuatro días. Así lo demuestran los resultados del estudio Hábitos de los españoles ante la gripe estacional, realizado por la consultora de investigación de mercado METRASEIS y promovido por Roche Farma. Desglosando la cifra media, los datos de la encuesta indican que el 32 por ciento faltó dos días y el 24 se ausentó tres días. Un tercio de los entrevistados manifestó, asimismo, que pasó siete días afectado por la enfermedad. Este estudio revela asimismo que, a pesar de lo extendido de la enfermedad, los andaluces entrevistados desconocen que existen tratamientos específicos para curar la gripe. Así, el 44 por ciento de los andaluces considera que la gripe se cura sola; y el 53 por cien de los encuestados, por otro lado, se muestra contrario a esta afirmación.

De hecho, la visita al médico es uno de los primeros pasos que se da en Andalucía. El 60 por ciento de los entrevistados que tuvo gripe en los últimos tres años manifestó haber acudido al médico de cabecera y el 19 por cien a urgencias. En este sentido, el 48 por ciento de los encuestados acudió al médico, de cabecera o de urgencias, al primer día de manifestarse los síntomas de la gripe, el 36 por ciento a los dos días y el 14 al tercero. El 48 por ciento de los andaluces que padeció la gripe en los últimos tres años manifestó haber utilizado remedios caseros. De los residentes en Andalucía que recurrieron a los remedios caseros, el 30 por ciento se decantó por beber caldo de pollo y el 23 por un poco de leche con miel. Un 17 por cien utilizó el vapor de eucalipto y otro 17 la ingesta de líquidos y zumos.

La gripe es una enfermedad infecciosa que afecta cada temporada, dependiendo de la capacidad del virus, hasta a un 15 por ciento de la población (en las epidemias más intensas). La mayoría de los adultos sanos pueden infectar a otros desde un día antes de comenzar a experimentar los síntomas de la gripe y hasta cinco días después.

EL boticario ha escuchado por enésima vez, no sin desagrado, la frase tópica que sigue a la consulta de un precio:

-¡Ya no se pué poné una, ni mala!

La protagonista, podría haber sido cualquiera, pero la de hoy cae especialmente mal al farmacéutico. Se trata de Águeda, mujer mezquina trenzada en egoísmo. No perdona la devolución de un céntimo, pero es capaz de esperar pacientemente para conseguir una muestra gratuita de pasta de dientes

-¿Y no lo pasa er Seguro?

Águeda, para más inri, tiene una capacidad demagógica fantástica para alterar a las maris con facilidad. Hoy su espiche lo ha dirigido contra la industria farmacéutica; lo que a Don José, por alusiones y fundamentalmente por convicción, lo ha sacado de quicio.

Aun a riesgo de que, entrando al trapo, le den un corte, el boticario no ha podido menos que replicar cuando, además, desde que esta mujer entró, el habitual olor balsámico de la Farmacia, ha virado a Romerijo.

La protestante trae unas bolsas de las que salen las inconfundibles patitas rojas de dos perdices y los bigotes de unos langostinos que, por su trapío, da vergüenza fumar delante de ellos.

-Endeluego, con las medesina se ponéi las bota tós. Porque no hay más remedio que josicá. Se aprovechai de que con la salú no se juega.

Don José, percibiendo el ligero alboroto que esta demagogia levanta en la clientela, le saca una ampolla de bupicaína y se la muestra.

-¿Sabe usted qué es esto?

Y haciendo acopio de serenidad le explica que se trata de un anestésico local que se emplea, entre otras cosas, en odontología para extraer piezas dentales sin dolor.

-Imagínese, por un momento, que los dentistas no tuviesen este medicamento. ¿Qué haría?

-¡No iría ar sacamuela ni loca!

El farmacéutico la obliga a razonar sobre cómo y hasta cuando aguantaría con una muela picada.

- me jartaría de tomá pastilla par doló.

Y es aquí cuando el boticario la acula en tablas.

-¿Y si no existiesen analgésicos?. ¿Y si, aun existiendo, no le pudiesen extraer la muela porque tuviese un flemón infectado?

-Po me mandarían, como otras vese, un antibiótico.

-¿Y si noý?, Bueno... dejemos lo de la inexistencia. Sólo le diré que todo el coste para la supuesta muela picada, incluido el anestésico, sin Seguro, no pasaría de los 12 euros.

El farmacéutico ha conseguido, con este razonamiento, atraerse la atención del foro que ha comprobado la permanente inconsecuencia de Águeda, a la que asaetean con bromas comparativas sobre lo que lleva en las bolsas del mercado.

Carmela, que no la puede ver y decantada claramente por Don José, le dice:

-Por lo que veo, este año, te ha debío de tocá er carro sorpresa de Carrefú.

-¡No hija!. Yo los mío, estos día, no escatimo. ¡Que de agarrá tengo yo mu pocoý!

-¿ poco?. Una fui a tu casa par cumpleaño de tu Vanesa y te pusiste a cortá sarchichón...

-¿Y quéý?

-Que cortaste sinco rodaja y no te saliste de la pimienta.

caballeroinf@hotmail.com

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