POR fin. España campeona. De algo. De la Eurocopa. Tanto tiempo esperando y llegó lo que tantísimo tiempo se había deseado.

Aunque confieso que mi mayor alegría futbolística la viví hace unos diez años, no puedo ocultar el enorme alegrón que ha supuesto el triunfo de la selección española. Y mucho más de la forma como lo ha conseguido.

Podemos decir que España tiene en fútbol un título en color. Hasta hace poco nuestros mayores éxitos se sustentaban en mundiales y europeos 'sub-algo' y, sobre todo, en ese recordado oro olímpico en Barcelona. Ahora se ha abierto la puerta al futuro con esta sensacional victoria con un estilo de juego hermoso y pujante.

Reconozco que hasta los cuartos de final no confié en el equipo. Han sido tantas bofetadas que me era imposible ilusionarme… hasta que las manos de Casillas y el gol de Cesc hicieron posible superar la ronda maldita. Una vez que pasó, la vida fue color de rosa.

España ha ganado con toda justicia una Eurocopa en la que se ha podido ver muy buen fútbol. Ha sido el premio merecido para todos, españoles y no españoles, después de que en la última cita continental el estilo que se impuso fuera el de Grecia, en las antípodas de lo que ha realizado nuestra selección.

Por fin España es campeona de algo en fútbol. Se ha roto en mil pedazos los maleficios y estos locos bajitos han ganado este trofeo con un fútbol lleno de eso con lo rima jugones.

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