Juan Antonio Millán / Alcalde De Cartaya

"Se ha evitado una fractura social"

Comparto las opiniones de aquellos que han dicho "de acuerdo, pero en contra" sobre la postura de los siete concejales de los grupos de la oposición municipal en Cartaya respecto a la 'cárcel de menores'. Y es que lo sucedido ha sido bastante "rocambolesco y maquiavélico", ya que todo ha sido un montaje diseñado mediáticamente en torno a las firmas obtenidas gracias al 'pánico moral' provocado por las mentiras de estos siete señores concejales.

La principal prueba de ello reside en el hecho de que en el último acto público convocado por éstos, al que esperaban una asistencia masiva de ciudadanos, sólo reunieron a 120 personas, casi todos militantes y familiares de los concejales de IU, PA, PP, y del 'no adscrito'.

Pero finalmente se ha impuesto la sensatez de quienes gobernamos, que hemos tomado la acertada decisión de la Junta de aparcar el proyecto de traer a Huelva un Centro de Internamiento de Menores Infractores para evitar la escenificación del rechazo a un equipamiento asistencial indispensable y necesario para que jueces, fiscales, servicios de menores y la sociedad en general, apliquen con acierto la Ley del Menor.

Y aceptamos una decisión que ha desconcertado a todos, al Equipo de Gobierno de Cartaya, que cree y defiende la necesidad y el derecho de la provincia de Huelva a disponer de un centro de este tipo; y al pueblo, que ya había comenzado a estar bien informado sobre el tema. Alabo que Cartaya, además de un pueblo próspero, es ante todo culto, laborioso, acogedor, rico en valores de igualdad y solidaridad, que sabe que debe prevalecer el derecho del menor, y que apoya las políticas de reinserción social, laboral y educativa de los menores que tuercen su conducta.

Resulta que toda la oposición municipal de Cartaya ha encontrado en sus políticas un vínculo de unión en el 'No a todo', aunque haya que mentir para generar 'pánico moral' como fórmula para estimular situaciones de reacción frente a episodios, individuos y colectivos amenazadores, como en este caso han hecho con los menores infractores de entre 14 y 18 años, a los que no han tenido escrúpulos en satanizar.

Es sorprendente ver unidos, 'en una singular pinza', a la derecha más conservadora, la de Cartaya -2 concejales-, con los andalucistas faltos de ideología, orientación y programa -2 concejales-, manipulados por un 'personaje singular y radical' de IU -2 concejales-, que ejerce la política de forma rocambolesca y con argumentos como quien pone titulares a la prensa más sensacionalista. Este personaje conserva aún las reminiscencias más autoritarias del marxismo-leninismo más retrógrado. Para colmo, a todos ellos se une un tránsfuga del PSOE, que actúa más guiado por su rencor y añorando lo que perdió.

Huelva es la única provincia andaluza que carece de este tipo de centros, mientras que otras disponen hasta de tres. Los menores onubenses que cumplen medidas judiciales son jóvenes que han torcido en mayor o menor grado su conducta y que suelen rehabilitarse en más del 70% de los casos. Éstos se ven obligados a desplazarse fuera de la provincia a cumplir las medidas impuestas por el juez, dificultándose con ello el derecho que tienen a la cercanía y al contacto con sus familias.

La Junta ha tenido que retirar ya tres veces este proyecto de Huelva. Primero fue Aracena, cuando gobernaba IU; después Huelva capital, donde gobierna el PP; y ahora Cartaya, donde a pesar de haberlo intentado mediante una plataforma basada en extender el 'pánico moral', no lo ha conseguirlo ya que en los dos actos públicos que ha celebrado asistieron tan sólo 100 y 120 personas, respectivamente.

Estoy totalmente convencido de que todo ha sido un montaje mediático y periodístico en el que este periodista de IU ha embaucado a toda la oposición para, en una localidad de 18.000 habitantes como Cartaya, recoger 3.000 firmas. Muchas de ellas han sido obtenidas de personas que no han querido perder la cara de quien se lo pedía y que firmaban para evitar que en Cartaya se instalase una 'cárcel de menores' y que los institutos del municipio se llenasen de 'menores delincuentes'. Los que han firmado, también lo han hecho contra otra falacia con las que se ha asustado a la población: contra 'que no se hipotecase el futuro de Cartaya con la presencia de más de 200 delincuentes y violadores por las calles del municipio'.

La sociedad cartayera ha permanecido expectante y ha ido cambiando de opinión a la vez que ha ido escuchando los argumentos que han esgrimido bastantes expertos en el tema como jueces de menores, el delegado de Justicia, directores de centros públicos locales… y así, un largo etcétera.

Pero sobre todo, han cambiado de actitud cuando han comprobado la situación de Oria, una pequeña localidad almeriense de tan sólo 3.000 habitantes en la que se produjo una reacción visceral por parte de una minoría, y en la que con el paso del tiempo, sus ciudadanos han podido comprobar las verdaderas ventajas e inconvenientes de contar en su municipio con un centro de menores.

En este sentido, muchos de los que en Cartaya firmaron inicialmente, ya habían cambiando de opinión. La mejor prueba de ello es la poca asistencia a los actos convocados por la plataforma.

Para evitar la fractura social que estaban intentando provocar he aceptado la decisión de la Junta de aparcar el proyecto del Centro de Internamiento de Menores Infractores. Un recurso al que tienen derecho estos jóvenes y que se hace necesario en Huelva para ejecutar las políticas de integración que la Ley del Menor contempla.

Ahora, más que nunca, estoy comprometido para que la provincia de Huelva disponga de un centro de este tipo. Así lo he hecho en otras materias como el agua, los regadíos, la inmigración, la movilidad, o la pesca. Por tanto, seguiré trabajando a nivel provincial en la sensibilización de los ciudadanos y de los políticos, al objeto de crear todas las condiciones favorables para que los partidos PSOE, PP, IU y PA, se posicionen a nivel provincial a favor de este tema. Estamos obligados a consensuar sobre su oportunidad y necesidad al objeto de que pueda ser instalado, sin traumas ni oportunismos, en cualquiera de los 79 municipios de la provincia. Incluidos Aracena, Huelva y Cartaya.

E insisto en que en Cartaya todo ha sido un montaje aprovechando el 'pánico moral' que han creado con argumentos falsos. Se ha tratado de una plataforma con escaso apoyo social, formada tan sólo por los concejales de IU, PA, PP: la pinza perfecta. Al frente, un experto en titulares sensacionalistas, en manipular con mentiras descaradas y medias verdades, sin argumentos y sin escrúpulos a la hora de fragmentar a la sociedad cartayera fomentando la crispación.

En definitiva, un experto en el 'ofende que algo queda' que vive con la ilusión de tocar algún día el poder y que se entrena para ello ejerciéndolo de forma autoritaria, como siempre lo ha hecho por donde ha pasado: imponiendo su voluntad y sus posiciones radicales basadas en la permanente negación.

En lo único que coincido con ellos es en que por ahora ha ganado el pueblo, ya que en Cartaya se ha evitado una fractura social. En el futuro queda por ver qué opinan aquellos jóvenes que han visto frustrada su ilusión de cooperar en algo tan digno y elevado como es la reinserción social, educativa y laboral de los niños de entre 14 y 18 años que por errores de juventud han torcido su conducta y que tienen el derecho a ser protegidos y aceptados en su provincia, en sus pueblos y junto a sus seres queridos.

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