Siempre procuré y admiré la pretensión de ser equilibrado en mi manera de entender las relaciones, de ejercer un comportamiento cívico y profesional adecuado, de mantener un exquisito respeto institucional -aparcando los preceptos ideológicos propios- en definitiva, mantener una actitud de respeto, aun en la discrepancia, independientemente de la vehemencia con la que pueda defender mis posiciones que siempre procuro plantearlas con solidez argumental.

¿A qué viene esto?, podrían preguntarse. Sencillamente, porque considero el equilibrio como una clave de buen estilo y calidad de vida y, sin duda, porque socialmente resulta cada vez más evidente la pérdida de esa faceta en el ámbito de lo cotidiano. Deténganse, simplemente, en observar las noticias de cualquier día, populismos, demagogia, y si me apuran incluso política y economía al margen. Verán, pues, el dominio de la violencia de género, inmigración como mercadería humana auspiciada por mafias indignas, alijos de estupefacientes, grabaciones de violencia -lamentables las de jóvenes- excedentes de alimentos… ¿hasta dónde podría seguir?, sin olvidar la corrupción no sólo política.

Por eso y mucho más, reflexiono hoy sobre esta cuestión. Porque depende de cada uno, del esfuerzo por controlar y aprender a neutralizar las posibles emociones negativas que puedan surgir y aplicar a cada situación y cosas el valor justo que tengan.

Y es que en esta sociedad tan individualista y de rivalidades extremas, el éxito nunca debería repercutir negativamente en las facetas físicas, mentales y emocionales del individuo. De ahí que debamos saber lo que pensamos, hablamos y actuamos para no perjudicar a terceros y buena fórmula para ello, considero, puede ser tener la costumbre de buscar antes el "para qué" que no el "por qué".

Ciertamente, todo lo dicho es un gran deseo pues errores, seguro, cometemos muchos a diario y con trascendencia para terceros, pero debe ser un propósito de mejora personal y colectiva que permitirá un mejor estilo y calidad de vida.

Ayudémonos todos para mejorar y seguir las tendencias, sería capaz de decir filosóficas, que orientan hacia el ser; hacer y tener que van desde lo físico, psicológico y la conciencia, hacia la educación, la empresa y el entretenimiento, para mejorar en lo espiritual, social y material, compatibilizando, pues, lo laboral con la vida personal y de relación.

Equilibrio, pues, como herramienta de tolerancia, solidaridad y sana convivencia. Intentémoslo entre todos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios