La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El drama de La Línea

La Línea se encuentra a cinco minutos de romperse como ciudad y los narcos se han venido arriba en desafío a la ley

El martes se echarán a la calle muchos vecinos de La Línea de la Concepción para decir basta al narcotráfico. Encapuchados que rescatan de un hospital al narco detenido, asaltantes que se apoderan de una lancha incautada en el depósito legal y traficantes que embisten a los vehículos policiales han marcado, en las últimas semanas, un salto cualitativo en el problema de la droga en el Campo de Gibraltar. Es cada vez más un cáncer social a punto de metástasis.

Allí se ha pasado, en poco tiempo, del contrabando de tabaco al trapicheo de hachís y del trapicheo al tráfico en gran escala de hachís y de lo que no es hachís. También se ha pasado de la droga como actividad marginal y esporádica al narcotráfico concebido como industria controlada por treinta bandas criminales y tres mil traficantes, colaboradores y ayudantes. La conclusión terrible es que una parte nada despreciable de la sociedad linense vive de la droga. Y defiende con uñas y dientes su forma de vida. Al margen de la ley y expresamente contra sus servidores cuando se tercia.

Una industria sofisticada y avanzada: con radares, teléfonos encriptados, embarcaciones con dos o tres motores fueraborda, cámaras en los chalés... La Línea se encuentra a cinco minutos de romperse como ciudad y desmembrarse en dos sociedades de imposible convivencia. Los narcotraficantes se han venido arriba coincidiendo con la reducción de los efectivos policiales, el creciente respaldo social, la banalización del delito que genera nuestra cultura hedonista y cómoda y la sensación de impunidad que les produce la lentitud de la Justicia, como ha señalado la Fiscal Antidroga. Están a la ofensiva, aunque todavía, creo, no han infectado la economía local ni corrompido las instituciones. Quizás sea su próximo objetivo.

Es curioso que las fuerzas políticas en presencia hayan intercambiado sus posiciones tradicionales. La izquierda, que siempre ha puesto el énfasis en las condiciones objetivas que hacen surgir el narcotráfico (paro, nivel educativo, vivienda), exige más guardias y policías; la derecha, habitual defensora de la mano dura ante los conflictos, propone ahora una solución integral a los problemas sociales de la zona. Todo es puro oportunismo: el PSOE gobierna la Junta, con competencias para la "solución integral", y el PP manda en el Gobierno, con competencia exclusiva sobre la fuerza pública. Cada cual a lo suyo y La Línea sin barrer.

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