POSIBLEMENTE, entre los políticos del PSOE con cargos institucionales más inteligentes y diplomáticos en su trato esté López Garzón. Sin embargo, no se ha cubierto de gloria con la preparación que ha hecho, como representante del Gobierno, del acto de presentación en Huelva del proyecto de la nueva estación.

Sólo por imposición de una política tan controvertida como Magdalena Álvarez se puede entender que López Garzón haya roto coyunturalmente esas maneras británicas que le caracterizan y que en nada casan con la bronca actitud de una ministra que agota de mala manera sus últimos días en el Gobierno, y haya decidido marginar al alcalde de Huelva, que es como marginar a todos los onubenses cuyo Ayuntamiento es parte fundamental en el proyecto de estación que se ha presentado por tratarse de una infraestructura de la capital. En estos casos, la falta de respeto institucional sólo puede derivar en la degradación de las propias instituciones.

La ausencia de Pedro Rodríguez de un acto en el que no se le trata con el respeto que merece la primera autoridad de Huelva, representante de todos los onubenses, está tan justificada como comprensible es que esa primera autoridad exija el respeto a sus representados y a su ciudad.

Y es una pena, porque siendo Magdalena Álvarez una ministra reprobada que tiene que soportar plantes de consejeros en comunidades que no quieren verla ni de visita, en Huelva, de haberse procedido con mayor elegancia y respeto, hubiera tenido el calor de la ciudad en la persona de su alcalde, ahora que tanta falta le hace por la precaria situación en que se encuentra.