NO sería difícil concluir a la luz de los acontecimientos con esa frase tan socorrida de "ya se sabía...", a la hora de referirse a la detención del ex alcalde y el ex delegado de Urbanismo de Aljaraque. De hecho, meses antes de las pasadas elecciones municipales en las que Orta, ex alcalde, dijo que no se presentaba, desde aquí se aludió a la complicada situación en la que podía estar este político, su delegado de Urbanismo, la teoría de los safaris y la ostentación de patrimonio.

Sin embargo, el "ya se sabía" no es suficiente hoy para enfriar la fuerte impresión que provoca ver cómo detienen a dos personas -además de la compañía- que hace sólo unos meses eran representantes públicos de una institución tan cercana al ciudadano como es un ayuntamiento.

Y, por otra parte, por la misma teoría del "ya se sabía" hay otros casos latentes y pendientes en la geografía política de Huelva, de alcaldes que fueron y ya no lo son, que también se bajaron del tren meses antes de las pasadas elecciones municipales y que están pendientes de resolución.

Naturalmente, no procede pensar ni por asomo que la polvareda que se arma ahora con las detenciones de Aljaraque pudieran ser para calmar el malestar generalizado por los gravísimos errores judiciales que se han observado en el caso de la pequeña Mari Luz, ni tampoco que los casos se quieran limitar al estrecho círculo de Aljaraque. Y, por supuesto, tampoco se trata de pensar que decir, como siempre se ha dicho, "ya se sabía" implica una consideración previa de culpabilidad que quiebre la presunción de inocencia. Pero en cualquier caso, se acercan tiempos movidos.