La otra orilla

javier rodríguez

En defensa del PP

Creen comunistas, anarquistas, podemitas, perroflautas e izquierdosos en general que la jugada les está saliendo bien. Que cada vez que un compañero de nuestros abnegados gobernantes es acusado de alguna cosilla, ellos están más cerca de lograr su objetivo en la vida, que no es otro que pillar cacho y sentarse en la poltrona para acabar con nuestras tradiciones, lograr que vuelva la ETA (si es que alguien se cree que se ha ido, claro) y convertir nuestro amado país en una sucursal de Venezuela y Cuba.

Están empeñados en hacernos creer que hay una especie de conspiración que une el aumento de la factura de la luz y las leyes que lo regulan con el hecho de que decenas de expoliticos pongan su valía, una vez terminada su carrera política, al servicio de esas compañías, sin cuyo esfuerzo denodado viviríamos en la oscuridad. Que une los aislados casos de abuso cometidos por algunas entidades bancarias con que se hayan aplicado leyes que los permitían y que fueron aprobadas para incentivar la economía. Que une la burbuja inmobiliaria con la amistad, por ejemplo, de grandes presidentes como José María Aznar y Florentino Pérez y con no sé qué sobres y unas acusaciones que se inventó ese señor del que usted me habla. Que une la imprescindible privatización de empresas como Repsol, Telefónica, Endesa o Argentaria con pagos a la familia del vicepresidente del milagro económico español. Que une algunos problemillas en la ejecución de determinados servicios con una supuesta adjudicación fraudulenta a empresas que, dicen, también pasaban esos supuestos sobres. Que une los verdades como puños que nos cuentan Marhuenda y compañía con los generosos pagos que reciben sus periódicos por publicidad institucional.

Pero se equivocan, afortunadamente, y no lograrán convertir nuestro país sin par en una suerte de Corea del Norte Ibérica. Se equivocan, porque somos muchos los que sabemos que el verdadero problema de España es el mantenimiento de la unidad y la lucha contra los separatismos, aunque ellos se empeñen en hablarnos de ese supuesto cambio climático, de luchas feminazis y quieran llenar el país de negros, moros y polacas.

Viven en un mundo irreal, en su burbuja, pero, afortunadamente, tenemos un presidente que, ya de ministro, demostró su capacidad, por ejemplo, gestionando lo de los hilillos de plastilina y que, desde entonces, ha sabido, siempre, capear todos los temporales.

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