EN estos casos conviene hacer la valoración con cierta perspectiva. Pedro Rodríguez, por ejemplo, ha conseguido un importante avance en la capital frente al PSOE. Y se puede asegurar que le ha dado al partido de Barrero en un lugar estratégico, es decir, en el núcleo del electorado urbano, impidiéndole al PSOE salir del contexto agrario hacia la zona más avanzada y moderna de la provincia.

Sin embargo, cuando Pedro Rodríguez dice que la capital es el bastión del PP no parece referirse sólo al hecho de que su condición de alcalde esté garantizada por una buena temporada, sino a que lo que ocurra a nivel interno en los próximos años tendrá que pasar por el poder de la capital, que es el granero y el bastión.

Semanas antes de la campaña electoral, en círculos internos del PP se atizó una especie de malestar por la configuración de las candidaturas, supuestos conatos de rebeliones de alcaldes de la provincia y cuentas pendientes a saldar en un futuro congreso tras las elecciones. Hasta el ex alcalde de Punta Umbría, enemigo acérrimo del alcalde de Huelva, se paseó por el escenario un poco así como artisteando.

Después de las elecciones, lo que Pedro Rodríguez ha conseguido, además del avance respecto al PSOE en el bastión de la capital, es consolidar su liderazgo fáctico en el partido al que llegó un poco así como despistado espantando gaviotas y con el paso cambiado en el desfile de la guerra.

Es decir, que el congreso que el PP celebre en la provincia, al margen de que aparezca otro 'Chiquilicuatre' que quiera ganar el concurso, estará controlado por Perico (expresión popular del líder).