Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

Entre conejos, linces y corderos

LA verdad es que aquí das un paso y chocas con una contradicción, y lo que es peor, casi siempre tiene que ver con el medio ambiente.

Dice el Gobierno que hay que consumir más conejo si queremos que la cesta de la compra no se dispare. Sin embargo, si lo miramos por la parte nuestra, es decir, la de Huelva, el consejo nos coge con el pie cambiado. Como usted sabe y los conservacionistas tienen demostrado, una de las causas de la pérdida de ejemplares de lince ibérico está en la poca población de conejos que queda en Doñana e incluso en Sierra Morena y otros lugares por los que transita el animal. Pues bien, dígame usted cuántos linces van a quedar si nos ponemos todos a comer conejos en vez de otro tipo de carne. Seguramente se aliviaría el coste de la cesta de la compra, incluso es posible que con esta trampa el pollo del IPC pierda precio y contribuya a que baje el índice, pero vamos a perder el lince.

Por eso me parece difícil que la ministra Cristina Narbona o la consejera Fuensanta Coves apoyen la teoría de los conejos, que tiene visos de ser una boutade de un técnico que quiere que la gente empiece a hacer distinciones en materia de carnes de una manera que hasta parece medio racista o como poco, clasista: si un animal cotiza en el IPC, se le deja vivo, y si es un pobre desgraciado que corre por el monte sin que lo persiga más que el lince, a comérnoslo.

Puestos a ello, al artista que dijo lo del conejo se le podría haber ocurrido fijarse en el cordero, que es una magnífica carne que también está a la baja, y haberse sumado a la manifestación de Asaja el otro día ante la Delegación de Agricultura.

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