Surcos nuevos

Jaime De Vicente Núñez

Una comunidad iberoamericana de naciones

Lo ha dicho el rey en la reciente Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en la ciudad mexicana de Veracruz. Desea que España contribuya a la consolidación de una Comunidad de Estados Iberoamericanos. Para mí se trata de un acierto real. Mientras aquí Cataluña y el resto del país se encuentran inmersos en el debate independentista del que la mayoría de los ciudadanos ya estamos cansados, el joven Rey dispara por elevación y pone sobre la mesa la cuestión de la unión de Iberoamérica, que aglutinaría la parte americana, mayoritaria, con la europea y minoritaria de este lado del Atlántico, que incluye a España, Portugal y la olvidada Andorra, también asistente a la Cumbre y que, por cierto, tiene al catalán como idioma oficial. Ante la propuesta clarividente de Felipe VI hay que reconocer que el conflicto catalán parece algo así como una disputa de familia, por no decir de patio de vecinos.

No es este el único punto de interés que nos llega de la Cumbre Iberoamericana. El lema que la ha presidido es Educación, Cultura e Innovación, unos objetivos tan válidos para los países de allá que caminan con paso ligero por la senda del progreso, como para los que se encuentran estancados, frenado su desarrollo por oligarquías dominantes o por populismos emergentes; también para los que por nuestros errores nos hemos sumido en una crisis de la que tratamos de salir recurriendo a fórmulas que quizás maquillen el panorama macroeconómico, pero que están produciendo un deterioro evidente en el estado de bienestar y un retroceso en la redistribución de rentas entre los diferentes estratos de la sociedad. Me gustaría pensar que nuestro jefe de Gobierno ha sido receptivo al mensaje y rescatará para las prioridades de su programa a la educación, la cultura y la innovación, hasta ahora víctimas maltrechas de nuestra inacabable crisis.

Hablando de la situación de nuestra cultura, fue lamentable que un locutor de TVE anunciara en titulares que, a partir de ésta, las cumbres iban a ser bianuales. Poco después confirmaba que se celebrarían cada dos años. Pues no, esa periodicidad se llama bienal y bianual quiere decir dos veces al año, que no es el caso. Es sólo un detalle, pero sintomático del nivel cultural de compatriotas nuestros que, por dirigirse a millones de personas cada día en este idioma que compartimos los hispanoamericanos, debían cuidar más su forma de expresarse.

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