Estar en coalición

La razón y la coherencia no siempre están presentes en las sociedades

Había interés en conocer los resultados de la elecciones holandesas; algo lógico por el temor de algunos de que el candidato Wilders -populista, xenófobo y antieuropeísta- lograra una victoria o ascenso que alimentara a sus homólogos en otros países de la UE, especialmente en aquellos en los que muy pronto se celebrarán procesos electorales, como son Francia y Alemania. Al final la alegría o, por lo menos, el suspiro de relajación ha sido especialmente para los partidos tradicionales. El citado político no ha obtenido los votos que las encuestas vaticinaban; lo que no significa, ni mucho menos, la desaparición o disminución en Holanda del tipo de ideas que defiende. La alta participación ha favorecido su derrota, pero realmente no ha habido una herida de muerte política para esa clase de movimiento. Por consiguiente, que nadie baje la guardia. Sin embargo, lo que no ha recibido tanta atención ha sido la sorprendente caída de los socialdemócratas y merece la pena tener en cuenta ese hecho por lo que pueda servir de aprendizaje para España en unas elecciones generales; eso sí, con la debida cautela y prudencia necesarias por ser dos contextos no exactamente iguales. Los socialdemócratas pactaron el Gobierno como un gesto para ayudar en una situación de crisis, poniendo como primer ministro a un político de la derecha. Sin duda, la consecuencia ha sido muy dura, pues han pasado de 38 a sólo 9 escaños, mientras que aquellos con los que se asociaron han vuelto a ganar. La primera conclusión es que queda muy claro, otra vez, que para el partido de menos votos es un riesgo entrar en coalición; sobre todo, más allá de las municipales. Aquí, en el gobierno central nunca se ha dado el caso pero en los autonómicos sí. Recordemos lo que ocurrió en Andalucía. Tanto el PA como IU no se vieron recompensados en los siguientes comicios, sino todo lo contrario, salieron perjudicados a nivel interno y externo. Todo parece indicar que al electorado no le gusta que su voto sirva para ningún tipo de maridaje con otro partido. No obstante, cuando es difícil formar gobierno, como ocurrió en España, se exige a los políticos que remedien la situación como sea, lo cual tiene su parte de contradicción. Obviamente, la razón y la coherencia no siempre están presentes en las sociedades. A la vista de lo dicho, ¿se imaginan que por eso Pedro Sánchez ganara las primarias del PSOE por su no es no? Esperemos que no, pero podría suceder.

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