Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

Los caminos de la carrera oficial

Ala Iglesia le suele molestar que a la Semana Santa se le considere un reclamo turístico o incluso cultural, alejándola así de su verdadero significado religioso. Sin embargo, a nadie escapa que si no fuera por esa panoplia de motivos que inducen a acercarse a las procesiones de Semana Santa en muchas vertientes, esta manifestación religiosa perdería capacidad de atracción.

En el mundo de la cultura -música y pintura, sobre todo- hay muchos ejemplos de personas que llegaron a la fe a través de su propia obra. Y lo que aún es más curioso, hay artistas e intelectuales que nos han legado testimonios de una profunda espiritualidad aun sin ser lo que se entiende convencionalmente como religiosos.

Por otra parte, a nadie escapa que no todo el mundo que asiste a las procesiones o participa de ellas sigue una manera ortodoxa de ser católico e incluso hay opiniones sobre la condición de cofrade en las que se entrecruzan sentimientos de los más variados perfiles.

Es decir, resulta difícil limitar los matices de la Semana Santa a la única dimensión religiosa, y quizás la Iglesia no debería encontrar motivos en esta variedad para preocuparse por la autenticidad del rito. El origen de los autos sacramentales como expresiones de religiosidad popular tiene al pueblo llano en toda su amplitud como destinatario del mensaje escénico, y no sería extraño que hubiera quienes se acercaran a la Semana Mayor por el camino del arte o incluso del costumbrismo y al final de la manifestación sacra que ella supone encontraran motivos para llegar a esa religiosidad que la Iglesia quiere.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios