La firma

Antonio / Fernández Jurado

¿Hay cambios?

APARENTEMENTE y en lo formal, parece ser que sí. Escribía, en este mismo espacio, hace cuatro años y en las vísperas de la primera investidura de Zapatero, sobre la insistencia y el interés por ser investido en la primera votación, casi obsesivo, que hizo al propio Rodríguez Ibarra salir al paso y hacer apelación al aparcamiento de determinadas exigencias nacionalistas que, obviamente, no fue escuchado, como hemos visto en los pasados cuatro años, más cuando como en esta investidura actual, tenía asegurada la misma en la segunda vuelta.

Pues bien, no parece banal tal cambio de idea, ya que, ahora, casi desde el día siguiente a las elecciones se aceptaba la investidura en segunda votación y, exclusivamente, con los propios votos. Y ¿por qué? si todavía hay flecos importantes y trascendentes en la construcción territorial del Estado que, entonces ya apunté como tema apasionante y peligroso si no se leían adecuadamente los preceptos constitucionales, pues e difícil entenderlo porque Cataluña y Andalucía modificaron sus Estatutos, sin embargo, aún queda el País Vasco, y curiosamente, aunque el PNV ya ha recibido prebendas, no obstante, no ha apoyado la investidura, ciertamente extraño y un cambio muy claro respecto a la misma situación hace cuatro años. Se planteaba, entonces, el diálogo como fórmula básica de gestión y consenso pero la realidad fue que quedó como un espléndido y estético decorado, puesto, que casi de inmediato, aparecieron el Pacto del Tinell, el 'cordón sanitario', la ruptura del pacto antiterrorista, la apelación de discutido y discutible para el término nación... ahora, la llamada verbal y directa al pacto, en temas muy concretos, ha sido quizás más manifiesta y contundente lo que junto al teórico aparcamiento nacionalista hace atisbar algunas expectativas, cuando menos, de rebaja de la crispación, naturalmente, en el terreno de las hipótesis, luego, los hechos -como pide Rajoy- demostrarán la realidad y el nivel de credibilidad que se le puede conceder a Zapatero y esto, no cabe duda, puede suponer un nuevo escenario respecto a la investidura de hace cuatro años.

Moderación y conciliación, fueron claves del discurso del aspirante a presidente y sus continuas citas a España, podríamos considerarlas como algo más que estética lingüística, de alguna manera, alejadas del inicio de la anterior legislatura, a pesar de ello y tras cuatro años de gobierno, se echan de menos algunos elementos autocríticos y la persistencia en el uso de eufemismo a la hora de analizar problemas graves.

En todo caso, abramos un paréntesis de espera a las tendencias de posible cambio y aún así, insisto en mi tesis de hace unos días, el PP -también por estética- debería haberse abstenido.

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