Tú eliges Mariano. Aplicas de inmediato el artículo 155 de la Constitución o no te queda más que hacer las maletas y buscar una esquina donde purgar tus penas, porque España no puede soportar más las afrentas, chulerías, ignominias y vergüenzas de estos independentistas, por cuyons, que se pasean con ínfulas de triunfadores y corean a bombo y platillo la nueva república catalana, ante el asombro y bochorno del pueblo español.

El tiempo del diálogo y la política de gestos ha acabado. Hasta los mozos se pasan por el arco del triunfo las órdenes judiciales y del mismísimo Ministerio del Interior en clara rebeldía a sus funciones y en una afrenta a tantos compañeros que integran los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Falsos esquilmadores de la ley, réprobos y traidores.

Cuando uno lee los resultados del 1-O y el consejero de Presidencia anuncia que han votado sí 2.262.424 de ciudadanos ( 90,009%), y sólo un 7,8% no, sobre un censo de más de "5.000.000.500 electores" y que en 71 municipios los votantes superan el número de censados, el hedor a pucherazo es repulsivo y, cuando sabes que los colegios electorales eran la calle, las papeletas traídas de casa y metidas en sacas para depositarlas en urnas, sabe Dios dónde, sin interventores ni colegio electoral... ahora, llega este tío y quiere hacernos ver que los separatistas han votado masiva y afirmativamente por largarse de España, añadiendo, por la cara, que "no se han podido contabilizar 770.000 votos". Pero ¿de dónde sale esta filfa? ¿Es que nos toma por lelos?

Oído el discurso del Rey, creo que el cortejo secesionista lo va a tener más duro que la pata Perico: Constitución, legitimidad, democracia, unidad nacional y "poder del Estado". Es lo que hay.

Si alguien pensaba en sí pero no, en ese ya veremos o en eso de pescar en río revuelto, se ha equivocado de medio a medio. Las cartas boca arriba.

No estáis solos, ha dicho Felipe VI a quienes soportáis el peso de defender la lealtad española sin renunciar a vuestra catalanidad. Ya habéis padecido suficiente.

Esta larga partida histórica (desde el siglo XVIII, 1641, 1843, 1931 y 1934) conculca desde entonces todas las normas legales, incluso las del propio Estatuto y portan en su seno el virus del enfrentamiento y la rebelión social a una España que, según la estadística, consume el 80% de toda la producción catalana. ¡Que mal seny para tan buen señor!