Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

El calendario sentimental

DESDE los conocimientos que los sabios de Alejandría pusieron en manos de los romanos para que hicieran el calendario que ahora nos rige, lo mejor lo han puesto los distribuidores de las fiestas. El calendario sicológico arranca en Reyes, pasa por los carnavales, llega por contraste a Semana Santa y ... aquí viene la originalidad de Huelva. Normalmente, después de la Cuaresma, que fue lo que sucedió a Don Carnal, llegan las ferias en muchos lugares de la tierra de María Santísima, pero en Huelva lo que viene es precisamente María Santísima, el Rocío.

Esta sucesión de espacios sentimentales, espirituales o sicológicos -que cada cual elija- no es baladí, porque de ello depende mucho la configuración de los caracteres de los pueblos e incluso la atmósfera de la convivencia. Que Huelva salte de la Semana Santa a la preparación del Rocío y al Rocío mismo, además de a todas las magníficas romería que hay por la provincia, y sin solución de continuidad, tendrá algo que ver con esa manera de ser del onubense, distinta por ejemplo a la del sevillano que es la que salta de la Semana Santa a la Feria y llega al Rocío pasando por la caseta.

Aquí somos más de romería y menos de feria y la culpa la tiene el que organizó el calendario que después de la secuencia Don Carnal-Doña Cuaresma no puso Doña Caseta sino romería rociera, o aquel al que se le ocurrió colocar las Colombinas en pleno verano en una ciudad en la que la playa está a dos pasos.

En cualquier caso, bien está lo que bien acaba. Eso es lo que suelen decir los rocieros y no es cuestión a estas alturas de la historia de llevarles la contraria.

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