Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

Entre el bosque de influencias

DESDE Godoy y su relación con los Alba, el parque de Doñana, en sus diversos flancos territoriales, ha tenido un encanto cortesano que cruza por las cacerías reales y las tardes solariegas a golpe de caña de manzanilla... Tartessos sabía muy bien donde estaba el epicentro de todas las influencias.

La presencia de Zapatero en el Coto se nota ya en el vuelo de las anátidas como se leían los misterios de los augures, y en esta ocasión con más interés si cabe porque el presidente está de buena esperanza: se espera que dé a luz el nuevo Gobierno para lo cual es bueno que se inspire en la cadencia de las dunas móviles, donde toda prisa es ajena e induce a error.

La presencia de Zapatero en el Parque se nota en la cara de los compañeros de Huelva, que parecen a la espera de que les suene el móvil, no ya para ser ministros sino para socorrer al presidente en cualquier necesidad, como dar una vuelta por la provincia o asistir a un desfile procesional. Hay como una espera de móviles a ver qué quiere el presidente o, incluso, en segundos niveles, un preguntar a ver si Paco Bella, alcalde de Almonte, ha conseguido que José Luis se vea con él para curar agravios.

El presidente está expuesto, como se decía de Landelino cuando presidía el Congreso, pero los pinos del Coto no dejan ver el bosque de las influencias de cara a un Gobierno en el que se espera haya andaluces que curen de espanto la huella de Magdalena... Hubo una vez quienes en su pasión por el enemigo hablaron de que Barrero podría ser ministro. A don Javier aquello le sonaba a una patada hacia arriba, y no está ya en edad de ser astronauta.

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