Los avales

Sánchez aún no está destrozado, el número de sus avales es como un "gol en campo ajeno"

Le llegó al PSOE la hora de la verdad. Ese momento en el que la incertidumbre, la ansiedad, la inquietud y ¿por qué no?, el miedo acechan a los contendientes. Sin embargo, el problema va más allá del propio socialismo porque la evidencia de ruptura, sea cual sea el resultado de las primarias, afecta a toda la política estatal amén de ratificar, una vez más, lo que fue siempre a lo largo de la historia un claro objetivo de la izquierda más radical: desplazar al PSOE de las cercanías del poder y, ello demostrado está, nunca fue lo mejor para nuestro país.

Dicho esto, convendrán conmigo que nos ha sorprendido la enorme participación de la militancia a la hora de los avales -algo de rebaja habrá tras el recuento- pero sin duda, el más sorprendido ha sido el entorno susanista que de sus expectativas de arrasamiento -el apoyo orgánico fue más que evidente- y la euforia inicial ha dado paso a la sospecha sobre la autenticidad y validez de lo aportado por su principal adversario. Eso se llama, cuando menos, intranquilidad máxime cuando se veían en una competición fácilmente dominable, "jugando en campo propio y con un árbitro casero".

Sigue siendo Susana la opción favorita para ganar pero la revisión de los datos plantea elementos para la reflexión. De momento, en esta prueba parcial, Andalucía la ha salvado y, aún así, solamente hay tres puntos porcentuales de diferencia con ZPedro. Si tenemos en cuenta qué puede suceder con la tendencia de los avales de López -la tentación, si no hay pacto, de voto útil es notoria- y si pactan, Óscar López es su mentor, más dificultad para el susanismo. Por fin, el aval lleva nombre y apellidos mientras que el voto es secreto, ¿cuánto cambio de opción puede haber?, incógnita importante y no reconocible, al menos por ahora.

Tampoco es desdeñable recordar que aunque en las últimas primarias las diferencias cuantitativas fueron escasas no había un enfrentamiento que llega a lo personal cimentado en aquel fatídico Comité Federal del pasado 1 de octubre.

En definitiva. Sánchez aún no está destrozado, el número de sus avales es como un "gol en campo ajeno" y bien harían el PP y Podemos en mantenerse al margen del proceso y guardarse sus opiniones pues se da la contradicción palpable que la aparente orientación de unos y otros hacia los candidatos tienen el efecto contrario en la militancia socialista que votará.

Una petición final. Gane quien gane, sepa el PSOE que España les necesita unidos.

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