CON la entrada de la capital en el Consorcio Metropolitano de Transportes se ha puesto fin a la larga diatriba de si tendríamos o no lo que en un principio se llamó Área Metropolitana. El nombre es lo de menos, lo importantes es que con la llegada del final de año parece que las partes interesadas -léase PP y PSOE- están por hacer las paces y comenzar un nuevo año cargados de ilusiones tras dar entierro a un 2009 que alguien ha llamado el del impulso definitivo a las infraestructuras. Mejor no mirar atrás para no caernos ante tantas infraestructuras. Con la mirada puesta en el futuro, lo de los autobuses rebajados un 20% puede que consiga, si los horario se ajustan a las necesidades de los usuarios, que el transporte público mejores sus cifras de ocupación y pase a ser una ayuda a los castigados depósitos de combustibles del común de los mortales. Ir y volver a casa sin tener que mover el coche puede ser un buen regalo de Reyes.
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