Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

La ascensión de Javier Barrero

LA elección de Javier Barrero como vocal de la Ejecutiva Federal del PSOE y por tanto como uno de los pocos andaluces que forman parte de ese importante órgano no es un asunto de tono menor. Barrero, en primer lugar, fue uno de los políticos de peso en el PSOE de Andalucía que simpatizaron con Rodríguez Zapatero cuando la mayoría del partido en esta comunidad le negaba el pan y la sal al hoy presidente y se orientaba hacia José Bono en la correlación de intereses que se cruzaron en el congreso de hace ocho años.

Y, por otra parte, Barrero siempre ha sido poco gregario respecto del aparato socialista andaluz, algo que se ha podido permitir sobre todo porque los resultados electorales de la provincia de Huelva, con la excepción de las municipales de la capital, han estado siempre entre los mejores del país para el PSOE.

En el escenario provincial, la elección de Javier Barrero como vocal de la Ejecutiva Federal lo coloca en una fase de prejubilación orgánica, alejándolo de la secretaría general en Huelva y ascendiendo a los cielos de la cúpula nacional, y no tanto por propia convicción de Javier Barrero, que aún parece sentirse fuerte y con ideas para dirigir el partido, al menos otros cuatro años más, sino por consejo de la superioridad en la línea de los nuevos tiempos que marca el PSOE, en el mismo sentido en que se quiere que Manuel Chaves vaya dejando sitio -ayer cumplía 63 años- a un relevo tranquilo en la figura de María del Mar Moreno, a quien Zapatero le ha dado la oportunidad de ocupar un mayor espacio en los próximos años, desde la influyente secretaría de Relaciones Institucionales.

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