Aseguraba James Lovelock, el llamado padre de la ecología, tan controvertido por algunos a causa de su defensa de la energía nuclear, que "Si no hubiera suficiente vida en el planeta, la autorregulación fallaría. Hay muchos organismos, como las algas, los árboles, que son muy importantes en el sistema". Y con respecto a la pérdida de esos "órganos vitales" que ponen en peligro la salud global, Lovelock añadía: "Los bosques tropicales son un ejemplo revelador. Una vez talados, raramente se recuperan". Amante apasionado de los árboles, cualquier noticia sobre nuevas plantaciones me produce una extraordinaria alegría, un especial alborozo y una particular complacencia contemplar entre tan agobiante abundancia de cemento y asfalto, la presencia esplendorosa, radiante y apacible del verdor de parques, jardines, árboles y plantas diversas en calles, plazas y avenidas.

Cuando asistimos cada día a numerosos atropellos arboricidas, atroces y continuos incendios -y aquí los hemos tenido de desastrosa envergadura- sin que se aprecie en muchas ocasiones la sensibilidad de los políticos, que tanto pecho sacan con puntual conveniencia electoralista sobre el desarrollo sostenible y la conservación del ciclo ambiental y otras prédicas por el estilo, cuando a diario se abaten árboles y parajes naturales en favor del salvaje marbelleo que cultivan alcaldes y concejales costeros y de otras latitudes levantando urbanizaciones abusivas y acromegálicas, acogíamos con lógica satisfacción una noticia que se publicaba en nuestro periódico el 17 de enero pasado con un muy significativo titular: "El Ayuntamiento invertirá tres millones de euros en el Plan de Parques y Jardines" y se añadía que estas "actuaciones incluyen la reposición de arboleda, plantas y arbustos en espacios verdes" y, como se decía en la información correspondiente: "Conseguir que Huelva sea una ciudad más verde y más amable".

Es igualmente loable que, además de hacer más agradable la perspectiva urbana y favorecer la accesibilidad y calidad de vida de los ciudadanos, se lleve a cabo la creación de nuevas áreas infantiles, parques, circuitos biosaludables y áreas de esparcimiento, ya que son muchas las barriadas que carecen de este tipo de infraestructuras. Una magnífica noticia, que, esperemos, enriquezca estética y floralmente parajes de nuestra ciudad preservando y embelleciendo sus valores urbanos y arquitectónicos. Esta renovación y reposición del arbolado, reforestando una gran cantidad de alcorques vacíos -y también parterres raquíticos y arriates devastados, suponemos-, cuyo aspecto es tan deplorable, auspicia la diversidad de especies con especial dedicación al mantenimiento de las variedades autóctonas y las más adecuadas para cada lugar. Pero, junto a esta importante inversión en el embellecimiento de nuestras zonas verdes, debe tenerse en cuenta después el necesario mantenimiento que tantas veces se olvida.

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