Políticamente incorrecto

Francisco Revuelta

Entre afirmaciones y desmentidos

Cuando muere una persona famosa hay un interés mediático especial, lo cual es comprensible, pero mucho más cuando se produce en circunstancias que se alejan de la normalidad estadística y/o cuando las noticias son oscuras en cuanto al motivo que provocó el fallecimiento, pues entonces el terreno está abonado para todo clase de especulaciones, muchas de ellas cargadas de su dosis de morbo, más o menos grande, que son consumidas y digeridas, sobre todo, por admiradores y detractores del desaparecido. En estas circunstancias no faltan quienes se aprovechan y lanzan noticias sin ninguna base de certeza o utilizan un lenguaje sibilino que sugiere realidades que no se declaran abiertamente. El negocio es el negocio y no se desperdicia lo que la actualidad ofrece.

Algo así está pasando con Michael Jackson, quien a punto de cumplir los cincuenta y un años abandonó la vida o la vida lo abandonó, según se mire. De entrada, en la conocida Wikipedia, prácticamente al segundo, se ha registrado la fecha de su defunción y se ha modificado el texto adaptándolo al tiempo pasado. Mientras tanto, se ha aireado que su cadáver pesaba aproximadamente los años que iba a cumplir, que no tenía tabique nasal, que estaba calvo, que presentaba trece marcas de operaciones de cirugía estética y que había otra en la espalda que no se sabía muy bien el por qué. Además, salían a relucir cuestiones como que no había comido desde hacía horas pero que su estómago estaba lleno de pastillas, que su ex mujer asegura que no era el padre biológico de sus dos hijos, sus deudas, herencia, excentricidades y supuesta afición por los niños. En todo esto se mezcla la verdad y la mentira, las afirmaciones y los desmentidos en una secuencia que no sorprende porque es lo esperable, porque es como una especie de guión implícito que hay que aplicarlo, casi seguro, a determinados personajes. Todos quieren beneficiarse de un acontecimiento luctuoso que durante una temporada proporcionará abundantes beneficios, mas cuanta más porquería se deje al descubierto, por un lado -que parece que sí la hay- y, por otro, cuanto más dolor y desesperación se fomente y difunda de sus fans y seguidores. Visto esto y aunque después de muerto no te enteras de nada, más de uno pensará que es mejor no pertenecer a ese grupo de elegidos, pensando particularmente en la gente querida que se queda en este mundo. De todas formas, siempre se pueden extraer algunas conclusiones provechosas de estas situaciones y en este caso no resulta difícil. A niveles personales e íntimos, estarían el que hay que intentar aprender en cabeza ajena, teniendo en cuenta las diferencias, y el que la madurez y la sabiduría son un grado que hay que trabajarse. A otro nivel, que mucho de lo que nos rodea es descarnadamente avaricioso y falto de escrúpulos.

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