señales de humo

José Ignacio Lapido

Viernes negro

LEO con interés no carente de perplejidad que en la ciudad mejicana de Catemaco se celebra el Congreso Internacional de Brujos. Por lo visto lleva organizándose desde 1977 y su inauguración siempre coincide con el primer viernes del mes de marzo. Según las previsiones se espera que unos 30.000 visitantes sean testigos de los hechizos, rituales y misas negras que brujos y chamanes tengan a bien -o a mal- practicar durante ese singular evento.

En España, como no podía ser de otra forma, también se ponen a prueba los poderes ultraterrenales todos los primeros viernes de marzo. En Madrid las colas de los que esperaban obtener algún favor del Cristo de Medinaceli han vuelto a ser kilométricas. Este año, según se especifica en la nota de prensa, muchos de los fieles que han esperado con cristiana resignación el besapiés han reservado alguna de sus súplicas para implorar el fin de la crisis. Que así sea.

Esto es lo que nos depara la actualidad metafísica. Habría que apuntar que aunque en Méjico se invoquen los poderes del Infierno, en España nunca se han cuestionado los del Cielo, y menos ahora que tenemos un Gobierno que hace las cosas como Dios manda. Precisamente, la otra actualidad, la que se preocupa de las cuitas terrenales, ha tenido un marcado sesgo esotérico este primer viernes de marzo, es decir, hace dos días. Como es sabido, desde tiempos inmemoriales los consejos de ministros siempre se celebran en viernes; el de esta semana, por mucha significación hermética que el día pudiera tener, no podía posponerse ni adelantarse, por eso los que tomamos en serio las señales del más allá no podemos por menos que dar fe de lo que allí, en Moncloa, ocurrió.

Primera constatación: Rajoy no lo presidió. La pregunta cae por sí sola: ¿Dónde estaba Mariano? ¿En el congreso de brujos de Catemaco o haciendo la cola para lo del Cristo de Medinaceli? Lo pregunto porque sólo una de estas dos importantísimas citas podría haberle hecho faltar a su obligación como presidente del Gobierno. No cabe otra explicación, y haría bien Soraya Sáenz de Santamaría en especificarnos si el Presidente le pone velas a Dios o al Diablo, para saber qué podemos esperar.

La segunda constatación la tuvimos en la rueda de prensa posterior a las deliberaciones interministeriales. Más que una comparecencia ante los periodistas aquello tuvo algo de aquelarre. La puesta en escena ya era de por sí inquietante: la suma sacerdotisa Soraya flanqueada por los sanadores De Guindos y Montoro ¡El trío calavera! Yo toqué madera y puse mi amuleto a trabajar, pero fue inútil. Sus augurios poseían toda la negritud del lado oscuro: en 2012 la economía se contraerá un 1,7%, el paro aumentará en 630.000 nuevos desempleados, el nuevo tijeretazo ascenderá a 11.000 millones y el objetivo del déficit no se cumplirá. Ufff… dicho así de corrido suena feo. Si lo leemos con tranquilidad suena aterrador.

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