La otra orilla

Veo, veo

Cuando la política se basa en frases o en cuestiones identitarias conducen al populismo o autoritarismo

Decía el señor Rivera en la presentación de su nueva plataforma política que cuando viajaba por España no veía rojos, azules, trabajadores, empresarios, jóvenes, mayores, que lo que veía eran españoles. Se me quedó grabado el discurso porque o yo viajo poco por España o mi visión de la realidad española difiere y mucho de la que él ve. Debe ser que no utilizo las gafas con las que él camina por el vasto territorio del Estado español. Y digo esto porque yo cuando viajo por nuestro país lo que veo son personas, españolas y no españolas, que sufren precarización, despidos y paro, que no pueden desarrollar su proyecto de vida porque no tienen trabajo o el trabajo que desempeñan no es un trabajo digno ni decente; veo también mujeres maltratadas, españolas y no españolas, violadas, explotadas, que cobran menos salario que los hombres por el mismo trabajo; veo al mismo tiempo pensionistas con pensiones que no les permiten vivir con dignidad; trabajadores que mueren en el tajo...

Suelo ver familias, españolas y no españolas, viviendo por debajo del umbral de la pobreza, gente que son desahuciadas y se quedan en la calle sin un techo bajo el que cobijarse; veo jóvenes teniendo que salir de este país a buscarse un futuro más digno; veo una sanidad pública desmantelada, una educación llena de recortes; veo personas dependientes sin ayuda para poder desarrollar su humanidad; veo también familiares reclamando en las cunetas los restos de sus seres queridos, asesinados por la brutalidad de una guerra incivil e injusta. Veo, en definitiva un país, mi país, lleno de injusticias, en el que los ricos son cada vez más ricos y los empobrecidos están cada vez más excluidos.

Por ver, señor Rivera, hasta veo políticos que iban a acabar con la casta política y económica y que ahora se compran chalets de 600.000 euros al que nunca tendrán acceso los excluidos, los de abajo, que decían defender -el asalto a los cielos quedó en el asalto al suelo con jardín, huerto y piscina-. Y es que cuando la política se basa en grandes frases o en cuestiones identitarias conducen inevitablemente al populismo y al autoritarismo. No me gustan las banderas. Este país sabe mucho de luchas fratricidas y cainitas. Y esto que usted dice me suena a viejo y repetitivo. Quédese con sus gafas patrióticas que yo prefiero mirar la realidad sin filtros nacionalistas para poder cambiarla.

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