Una de las palabras más utilizadas en la actual sociedad neoliberal es competitividad, como concepto que anima a los emprendedores a ganar más y más dinero invirtiendo en determinados negocios. Hoy no se pone en duda que el ser competitivo no sólo es un valor al alza, sino una capacidad imprescindible para alcanzar el éxito.

Por ello, parece ser que a los niños hay que enseñarles pronto que la competitividad es el medio y la meta si realmente quieren conseguir algo en la vida. Así, los trabajos del colegio, no es que tengan que ser buenos, sino "el mejor" de los presentados. Hay que ganar la carrera que les propone la profesora de Educación Física, sacar las mejores notas de la clase y ser el que más goles meta… Todo ello, tristemente, con la bendición y correspondiente estrés de los padres ¿Que cada vez se dan más frustraciones en la infancia? No importa, se enseña que los fracasos se evitan consiguiendo ser más competitivo aún, hasta llegar a ser el mejor.

En este contexto, ¿Imaginan un equipo de niños que juega a baloncesto y a los que se les valora más la ausencia de agresiones que el número de canastas que logre? ¿Un partido en el que se controla más la asistencia de los chavales que los puntos que consiguen y en el que juegan todos, no sólo los "buenos"? ¿Se figuran un árbitro que penalice las conductas insolidarias? Pues existe. Se trata de una campaña, bautizada acertadamente por la Federación Andaluza de Baloncesto como Valorcesto, y en la que destaca con luz propia la participación de Huelva. No, no recibe los millones que periódicamente recibe el Recre, pero cuenta con entrenadoras como Celes que cree firmemente, como así lo demuestra, en la importancia del deporte en la formación de los niños como personas, en su poder para fomentar valores solidarios y para ayudarles a interiorizar (a ellos y a sus padres) que la competencia sólo es buena cuando se trata de competir consigo mismo para mejorar cada vez más.

En el Valorcesto, como opción para educar mientras se practica deporte, se advierte a los padres que la felicidad está por encima de todo y se desarrollan actitudes apenas citadas en el lenguaje emprendedor: la cooperación, el apoyo… Lo más maravilloso es que no se trata de una meta imposible. Puede comprobarse en cualquier partido de Preminibasket del C. B. Ciudad de Huelva en el que se trata con igualdad a todos los jugadores (encesten o no)

Y hablando de igualdad ¿Para cuándo un equipo preminis de niñas en el Ciudad de Huelva?

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