Si no sabes inglés en un entorno donde se habla la lengua de Shakespeare suelen suceder cosas chungas. La primera es la de sonreír mucho, abusar del ok y como ni entiendes ni hablas, emitir una patética comunicación no verbal, de que al menos comprender, si comprendes, aunque no estés entendiendo un carajo. Como Rajoy, además de no saber inglés es tonto de remate, el resultado de su comunicación, tanto verbal como no verbal es patética. Cuando no hablas inglés estás jodido porque otros hablarán y tú te creerás que están hablando cosas a tus espaldas, de las que deberías enterarte. Lo único que te queda es esperar y quedarte aislado. Así que cuando ese periodista de la BBC le preguntó en inglés, Rajoy estaba ya hasta los eggs pero como no es inteligente, respondió con españolas maneras: "Bueno, no vamos a hacer... el siguiente, tú". Jajajaja. Se puso nervioso y perdió el control. Esos tres segundos que tardó en emitir la patética respuesta son memorables e identifican en tan breve espacio de tiempo a un tipo que no puede presidir ni una comunidad de vecinos. Los más pequeños detalles retratan siempre al individuo. Pero lo peor no es eso, al fin y al cabo un detalle doméstico que ya sabemos. Lo peor es el hazmerreír que provoca nuestro presidente cuando anda por el mundo.

Aquí en Huelva un tipo se ha inventado una aplicación con traducción on line instantánea por medio de un traductor profesional que te traduce en directo, oiga.

Esa aplicación le hubiera arreglado el desaguisado a Rajoy. No el de no saber inglés, sino el de evitar hacer el ridículo de una forma tan evidente.

La diferencia entre un tonto y un listo -la inteligencia es otra cosa fuera del alcance de Rajoy- es que el listo nunca pierde el control porque es consciente de sus carencias y por tanto, o las evita o las sabe canalizar. El tonto, por el contrario no comprende ni la realidad ni el instante, además de ser inconsciente de sus limitaciones.

Pues eso, tontoroy, patada a seguir aunque sea haciendo el ridículo, y más unidad de Europa y que creceremos al 2,5%.

Marianico el corto es la imagen que proyectamos en Europa. "Bueno, no vamos a hacer..." Jajajaja. ¿Qué? Marianico: no vamos a hacer, ¿qué? Desde las genuflexiones de Ana Palacio a Collin Power y el Aznarín en el rancho de Bush no habíamos visto nada igual, creyendo haberlo contemplado todo. Si quieres te doy el teléfono del paisano de Huelva para que dejes de hacer el ridículo, o le digo que te llame haciéndose pasar por Puigdemont, a ver si cierra la cita.

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