Tiempo de autoestima

Hemos ido pasando de la maqueta de Calatrava a lo que podrá ser un apeadero distinguido

S style="text-transform:uppercase">í, queridos lectores, nuestra Huelva está en uno de esos momentos en los que se consigue una globalización, sin fisuras ni individualismos obstruccionistas, de nuestra entidad como pueblo o perderemos una oportunidad más de un verdadero progreso.

Llevamos un tiempo en el que desde la contienda política hasta la sociedad civil -¿existe?- optamos más por lo accesorio y efímero, que tiene sin duda una alta rentabilidad publicitaria amén de ser un magnífico abono para los populismos tan de moda a día de hoy pero que se queda en nada cuando profundizamos en la cuestión.

Es, por ello, que sin rechazar la 'venta' de la marca Huelva, exija verdadero compromiso por parte de nuestros políticos, todos, con los intereses generales y menos servidumbres a los respectivos aparatos al tiempo que alejan y combaten las tentaciones caciquiles que merodean las esferas del poder político y que entorpecen las opciones de modernidad y progresión de nuestra tierra, al primar lo individual sobre lo colectivo.

Comprenderán pues, que teniendo encima de la mesa una polémica sobrevenida como la del tema de Majarabique no hay argumentario de equidistancia que valga, nos atienden la legalidad y la fortaleza en nuestra actuación. Por tanto, no debemos ceder ante exigencias ¿qué intereses inconfesables hay tras ello? Todos lo intuimos y más cuando las competencias son realmente estatales y no autonómicas.

Ítem más, seamos rigurosos y realistas en las demandas por una "sanidad digna", aspiración irrenunciable en la que casi excepcionalmente, en el debate entre poder y razón, debe imponerse esta como garantía del bienestar futuro de nuestra salud.

De las infraestructuras, para qué hablar. Un solo ejemplo: hemos ido pasando de la maqueta de Calatrava a lo que podrá ser un apeadero distinguido, cuando lo sustancial es que tardemos 45 minutos en llegar a Sevilla y con una frecuencia razonable. Del Recre qué quieren que les diga porque entre lo que no sabemos, lo que se intuye, lo que nos dicen y lo que deportivamente vemos, tenemos un elemento más, junto con el paro, desvertebración territorial y social… para una frustración colectiva que sería lamentable.

Por fin, perdamos la mala conciencia histórica y llamemos a las cosas por su nombre o ¿acaso Fleming se "encontró o descubrió" la penicilina? Hagamos, pues, un ejercicio de autoestima colectiva. Será mejor para todos y no nos arrepentiremos.

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