Sorpresas

Hay retrocesos, los comportamientos violentos se fomentan y, tristemente, se justifican

Cuando nos sorprendemos es porque lo que vemos, escuchamos u ocurre contiene alguna característica que no esperábamos o que no comprendemos. Tiene que ver, pues, con lo imprevisto, raro, incomprensible o excepcional. Pero cuando lo que sea se convierte en algo previsible, corriente, evidente o habitual es muy probable que se le acabe su capacidad para dejarnos boquiabiertos, meditabundos o noqueados, salvo contadas excepciones. La costumbre tiene la particularidad de que suele disminuir la respuesta de activación, cosa no siempre recomendable o deseada. A la vista de este proceso descrito, no me queda más remedio que manifestar que me sorprende que haya gente que se haya sorprendido -permítanme la redundancia- al contemplar las imágenes de unos padres pegándose como salvajes en un partido de fútbol infantil celebrado en Mallorca, a raíz de una discusión verbal entre los contendientes por una determinada jugada. La extrañeza se debe al hecho de que es muy frecuente la aparición de vídeos en los medios de comunicación y redes sociales con escenas de esa clase. Ya, en esta cuestión, no hay nada de novedoso; es lo usual y como tal ha perdido los rasgos que se enunciaban al principio, así que lo que procede es dejar de sorprenderse e ir facilitando o reivindicando, según los casos, que se tomen medidas para erradicar la violencia. Ahora bien, alguien podría argumentar que tampoco es para preocuparse mucho, pues la misma siempre ha existido porque forma parte intrínseca de los seres humanos, de manera que no desaparecerá. Parcialmente este planteamiento es cierto, pero sólo en su formulación final; alguna que otra vez la violencia muestra su rostro, por desgracia. No existen sociedades perfectas o réplicas exactas de las utopías. No obstante, eso no es óbice para que en los tiempos actuales, teniendo en cuenta el desarrollo humano, se aumente al máximo la exigencia de que los individuos y los grupos humanos resuelvan sus diferencias y conflictos por vías pacíficas, respetuosas y dialogantes. Sin embargo, ¿discurre por ahí el asunto? Parece que no. En este sentido se están produciendo retrocesos, lo mismo que con la democracia. Los comportamientos violentos se están fomentando y, tristemente, justificándose, pudiéndose poner muchos ejemplos al respecto. Les digo uno reciente: la postura de Podemos sobre la agresión que sufrieron los guardias civiles y sus parejas en Alsasua. Con esto sí que me sorprendo, ¿cómo es posible que haya gente que apoye a ese grupo político?

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