Allá por los años 80 triunfó en medio mundo una película titulada Los inmortales en la que un birojo Christopher Lambert daba vida a un escocés cuya vida cambia el día en el que resucita ante la sorpresa e incomprensión de sus vecinos. A partir de ese momento entra a formar parte del limitado grupo de inmortales, seres que sólo pueden fallecer si uno de su misma especie les corta la cabeza. Esta condena los convierte en seres taciturnos y reservados, sentenciados a ver morir a sus seres queridos sin poderlo evitar. El filme, que lo mejor que tiene es la banda sonora de Queen, narra la lucha por sobrevivir a lo largo de los siglos entre estos inmortales, marcados porque su especial naturaleza impone que al final "sólo puede quedar uno". (Ya ven, todo muy surrealista y especialmente indicado para disfrutar en el sofá en tardes de invierno y lluvia).

En los últimos meses, la sede socialista de la calle Ferraz se ha parecido mucho a los escenarios de la película y por su hilo musical bien que podría haber sonado hasta la saciedad ese Who wants to live forever? que tan bien interpretara el gran Freddy Mercury para la ficción. Porque si hay algo que se preguntan hoy los socialista mientras se dirigen a las urnas es quién quiere vivir para siempre. Durante estos últimos ocho meses, los militantes del partido que durante más años ha gobernado este país se han ido posicionando con uno u otro protagonista de la película y en este domingo de mayo llega el momento de ver cuál de los inmortales sale ganador del combate. Quién será el que con más destreza empuñe la espada que sentencie al contrario.

Susana Díaz y Pedro Sánchez aspiran a emular al escocés Connor MacLeod para quedar como los últimos de su especie. A Patxi López lo que le ha quedado es jugar el papel de maestro español que interpretara Sean Connery y que todos sabían llamado a morir a las primeras de cambio pese a su destreza y sus buenos y sabios consejos. Exigencias del guión, podría decirse, que siempre ha de caer en la gran pantalla alguien que mueva al llanto antes del clímax final.

El problema es que esta conclusión magnífica no está escrita aún en esta película y no se sabe muy bien quién puede ser el último que quede en pie. Lo que es seguro es que el duelo será fratricida y profundizará en esa herida que durante estos meses ha abierto a la familia del puño y la rosa hasta lo más profundo de las entrañas. A diferencia de lo que ocurre en el filme, que sólo quede uno sería una pésima noticia para los socialistas. Si sólo queda uno se hará realidad el mantra que dice que más allá de la batalla ideológica lo que de verdad se dirime hoy es un duelo de protagonistas. Si de lo que dicten las urnas se deriva una checa en la que no se dejen prisioneros del otro bando, el PSOE habrá firmado su sentencia definitiva de muerte. Y entonces, caminando por la playa, veremos en la pantalla la sombra de un Pablo Iglesias Posse cabizbajo, melancólico y rendido. Y a sus pies, yaciente, el cadáver de un partido que lo ha sido todo en este país y al que ni el más lúcido escritor de guiones de cine habría imaginado un final así.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios