Enrique Morán / Huelva

La SoledadDía de intensa emoción

ES tradicionalmente la cofradía que cierra no sólo el Viernes Santo, sino toda la Semana Mayor de Huelva. Con un único, bello y solemne paso, el Silencio recorre el centro de la capital partiendo desde la Concepción, en donde el pasado año inauguró un retablo. El estreno que mostrará en esta ocasión es el de su nueva junta de gobierno, que se muestra ilusionada por la nueva etapa que se abre en la dilatada historia de esta cofradía.

Si miramos a esa historia de esta hermandad, nos encontramos con que en 1937 la Hermandad del Nazareno organizó la procesión del silencio con una Dolorosa para la tarde del Viernes Santo, cerrando de esta manera las salidas procesionales.

De esta forma se pretendía no perder la tradicional salida de la Virgen sola, que venía organizando desde final del siglo XIX la Hermandad de la Vera Cruz y Nuestra Señora de los Dolores que había perdido sus imágenes en el incendio de la Concepción en 1936.

Con el comienzo de la Guerra Civil, la parroquia de Inmaculada Concepción quedó totalmente destruida tras el incendio de 1936 y con ella todas las imágenes fueron pasto de las llamas. Por tal motivo y para que no desapareciera la antigua costumbre de procesionar a la Virgen de la Soledad, varios directivos de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Amargura, decidieron crear dentro de dicha corporación la de Nuestra Señora de la Amargura en su Soledad.

La primera salida procesional tuvo lugar a las cuatro de la madrugada del Viernes Santo del 26 de marzo de 1937, acompañando a un cuadro con la figura pictórica de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ya que las imágenes de dicha hermandad quedaron destruidas en el incendio ya mencionado. Posteriormente en la tarde noche de ese mismo día, recorrería 'sola' las calles de Huelva, saliendo y recogiéndose en la iglesia de la Milagrosa, por estar cerrada al culto, en aquel momento, la parroquia de la Concepción.

Esta primera salida fue presidida por Francisco Moya Jiménez, como delegado de la Hermandad del Nazareno. Nada hubo de espectacular en ese acto: dos largas filas de señoras con velas y otras tantas de caballeros. No había música, sólo Silencio y Soledad para acompañar a María. Desfiló en un paso de estilo barroco obra de Manuel García 'El Gitano', con respiraderos y canastilla tallados y policromados.

La imagen fue donada al cura párroco de la iglesia de la Inmaculada Concepción por Tomás Domínguez Ortiz y su esposa en 1936, al encontrarse la parroquia en ruinas y sin imágenes para celebrar culto. El párroco la hizo llegar a la iglesia de la Milagrosa, que hacía las veces de parroquia hasta que el templo fuera reconstruido. En 1950 se procedió a la aprobación de los colores de la hermandad, su túnica y composición.

Como algunas otras cofradías, el pasado año retornó a la Concepción después de siete años de 'exilio' a causa de las prolongadas obras de restauración a las que este templo se vio sometido. La Soledad estuvo saliendo durante esos Viernes Santos desde la capilla del Calvario, en donde estuvo recogida.

EN este Viernes Santo hay alguien a quien la emoción le tiene cautivado. Ese es el hermano mayor de La Soledad, José Buenafé, que saldrá por vez primera por las calles del centro con tal cargo de responsabilidad. Buenafé elogió la ayuda y la actitud de la junta desde que todos ellos asumieran sus cargos en julio del pasado año. El apoyo se ha hecho más patente durante la Cuaresma que ha venido muy temprana "y que se ha notado en muchos de los preparativos". El hermano mayor recuerda la mala experiencia del pasado año, ya que la lluvia cortó bruscamente su desfile procesional, por eso su mayor anhelo es que "pueda decir a los hermanos que salimos y que todo resultó bien".

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