Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

Separados por la lluvia

LOS peores enemigos de la Semana Santa suelen ser siempre los agricultores, y que José Luis García-Palacios me perdone. Los capillitas se pasan la vida, sobre todo a partir del Miércoles de Ceniza, consultando todo tipo de calendarios y cábalas para averiguar si lloverá o no en la Semana Mayor y sobre todo el día que sale su procesión a la calle. Y los agricultores temen que se les pase el mes de marzo y llegado abril no se cumpla el dicho de aguas mil.

Supongo que en los casos de agricultores capillitas, si los hubiera, que haberlos habrá, la contradicción que ha de embargar el ánimo de esas personas será la mejor penitencia que puedan ofrecer.

No hay nada más triste que ver a un cofrade llorando por no poder sacar a su Virgen después de un año esperando hacerlo y mucho más si ese cofrade es un joven que sale por primera vez con su hermandad y lleva semanas con el sueño perdido ensayando esa manera de andar del nazareno.

Y no hay nada más triste, por otra parte, que ver a ese agricultor mirar al cielo confiando en que llueva algo después de un invierno tan seco y a las puertas ya de una primavera que se puede escapar sin haber dejado un litro en los pantanos.

No quiero decir con esto que tenga que darse una batalla campal entre agricultores y capillitas o cofrades ni que el cielo tenga sus desviaciones o querencias a la hora de mandar la lluvia o detener el curso de las nubes. Ni siquiera es previsible que San Pedro se deje llevar por este tipo de sensaciones terrenales. Pero todo apunta a que en estas fechas medio mundo reza para que llueva y el otro medio para que salga el sol... Que Dios reparta suerte.

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