¿Sentiremos vergüenza?

No se pueden tomar decisiones estando pendientes de las portadas de la prensa internacional

Sí, al menos yo estoy convencido de que esta noche pasaré vergüenza, independientemente de mis afinidades sentimentales futbolísticas, que en mi reflexión de este espacio quedan en un segundo plano.

Y digo esto porque esta noche vamos a vivir con motivo de la final de Copa del Rey, un año más, el bochornoso espectáculo y el burdo argumentario, sustentado en una muy particular versión del derecho a la libertad de expresión, para ofender toda la simbología de identidad española en un ejercicio de esperpéntico supremacismo autoadjudicado. La historia demuestra que llegaron a donde llegaron gracias, en gran parte, al resto de esos españoles denostados y, curiosamente, están decayendo por la acción demagógica de los propios catalanes y, hay que decirlo, mucho charnego neoconverso al independentismo.

Dicho esto, unos apuntes necesarios. Todo está alentado por una burguesía que quiere, a toda costa, alcanzar la condición de cabeza de ratón antes que cola de león.

En segundo lugar, unos dirigentes deportivos francamente politizados sean del club e incluso de la Federación Española que está en proceso electoral y celosos para no perder el alto porcentaje de votos catalanes en el ámbito federativo.

Por fin, la pusilanimidad de los distintos gobiernos y en el caso de hoy también, incapaces de aplicar el Código Penal.

No se pueden tomar decisiones fundamentales estando pendientes de las portadas de la prensa internacional que tampoco se ha sabido tener al día de la realidad del problema.

En definitiva, solo espero que aparte de la vergüenza reseñada y aunque difícil de evitar, se podría minimizar al saber que se va a sancionar adecuadamente aquello que se salga de los límites de la Ley establecida y que vivamos una gran jornada futbolística y que los andaluces -representados por los sevillanos- demos una lección de comportamiento sea cual sea el resultado y al vergonzante supremacismo, opongamos el civismo, la deportividad y ¿por qué no? el orgullo de ser andaluces y españoles. Mejor todavía si somos capaces de expresarnos así y, además, ganamos.

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