Comenzando los años setenta escribí un libro titulado Saltés, un enigma de nuestro tiempo. La belleza de la onubense isla, su historia perdida en el tiempo, sus riquezas ocultas y sus leyendas conocidas siempre han hecho de este lugar un punto especial para su estudio y recreo de la vista.

Fue en aquellos años cuando se hicieron unas interesantes excavaciones, que seguí con asiduidad, de la mano de nuestro inolvidable Juan Pedro Garrido, una de las personas que en aquella época más contribuyeron a despertar el entusiasmo por la arqueología onubense. Muchas fueron las visitas al lugar y mucho el trabajo inicial para dejar escritas curiosidades con sabor de historia antigua.

Después vivieron otras excavaciones y otros estudios, algunos de ellos por F. Fournau y otros entendidos que dejaron muchas páginas escritas en publicaciones del desaparecido Instituto de Estudios Onubenses.

Hoy la isla de Saltés está abandonada en el más puro sentido de investigaciones arqueológicas. Se dice que al ser el terreno de propiedad privada se hace más difícil la tarea para trabajar metódicamente en ella. Es cierto, pero no menos real es que no se despierta el interés por resolver estas cuestiones, que tienen soluciones reales.

Cuando navegamos en sus contornos o recorremos lugares de ella donde quedan restos visibles de una ciudad del siglo XIII, y tierras removidas dejando al descubiertos trabajos realizados en investigaciones arqueológicas, nos damos cuenta de la riqueza histórica del lugar, de la desidia existente en su valoración, de la falta de ayuda y lo que es peor, del olvido en que se encuentra.

Parece ser que existe en la actualidad un movimiento en favor de Saltés. Que hay grupos profesionales que quieren poner en marcha su estudio y nuevos descubrimientos.

Es increíble pensar que en esta isla actual frente a Huelva de un lado y a Punta Umbría de otro, existiera una población con varios miles de habitantes. Esta cosas nos hacen soñar. Por ello pienso que el soñador más prolífico que conocí fue un buen escritor, profesor y amigo que soñando tanto con el pasado de estas tierras nuestras escribió aquel libro titulado El valle de las siete sabidurías, sobre un Tartesos onubense. Muchos lo recordaran: Alberto Luis Pérez.

Los que volamos en el cariño y en la fantasía por nuestra Huelva, no podemos por menos que romper una lanza de recuerdo y admiración por Saltés. No lo olviden, puede ser otro camino más para un futuro histórico-arqueológico de Huelva de vital importancia.

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