Nuevamente se han vuelto a reunir los miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos Maristas en una jornada de confraternidad y de agradables recuerdos de la época colegial.

Desde hace unos años esta Asociación viene dando pruebas de una fecunda actividad. Organizaciones, reuniones, actos de solidaridad, etcétera que constituyen una línea de actuación digna del mayor apoyo.

Recordar los años colegiales siempre es grato. Es como volver a vivir esa bella etapa de la niñez y la juventud, donde encararse a la vida sin problemas difíciles; todo es más bello y lleno de alegría.

Asistí con agrado a la reunión, no sólo por ser antiguo alumno del Colegio Colón, sino por comprobar la magnífica organización de los actos programados. Entre las cosas que allí se dijeron se citó una frase que ponía de relieve una gran verdad por todos compartida: "Ya los Maristas no están en Huelva, pero su espíritu, su línea y su recuerdo continúan". Y no sólo continúan, sino que son una realidad viva en el tiempo.

En esta reunión de antiguos alumnos no faltó un acto de oración en la capilla del Colegio, perfectamente organizado por el hermano marista José Luis de Vicente, natural de Huelva y de familia muy querida en la ciudad, que siempre está entregado a todo cuanto significa exaltación del colegio y de la comunidad, ya inexistente en nuestra ciudad, para después pasar a un salón de actos en la primera planta, donde se proyectó un documental sobre la historia del colegio con numerosas fotografías de distintos cursos pasados y actos llevados a cabo. Un vídeo realizado por José M.ª Segovia Talero, al que siguieron varias intervenciones de destacados alumnos de la junta directiva, así como de su presidente, José A. Márquez. Quizás el más veterano de los alumnos presentes era yo, por lo que me tocó hacer una breve semblanza de recuerdos maristas a su llegada a Huelva en 1933.

Parte muy emotiva para todos fue el paseo por el colegio, por las aulas del mismo, celebrándose en un simpático recuerdo a las horas vividas en ellas con la intervención de destacados profesores.

Para el recuerdo quedó un artístico dibujo pintado espontáneamente en la pizarra por ese gran onubense que es Alfonso Aramburu, que nos dio una vez más prueba de su valía. La jornada de los Antiguos Alumnos concluyó con una copa, llena de amistad y camaradería, que puso de relieve la fuerte personalidad de quienes un día recibieron la educación marista, en el único colegio religioso para varones existente en Huelva en aquella época. Todo un éxito de organización.

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