Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Primarias: ya vale, por Dios

Hay fetichistas de la frase de entrada de una novela, hasta el punto entrar en trance con ella y espetarla a la mínima oportunidad, con o sin calzador: un puntito culto de balde te otorga su recitado. La que da comienzo a Anna Karenina da mucho juego convertida en cita. Procedamos pues: "Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada". Desde que me la aprendí, tengo dudas sobre ella: tarde o temprano, de forma más o menos fugaz o permanente, todas las familias sin excepción vivirán en la desdicha; llámenme cenizo. Si hay en la actualidad una familia infeliz en la España política, ésa es el PSOE (es curioso que el PP muestre mayor alegría de vivir teniendo a un montón de parientes en el trullo: los votos es lo que tienen). A lo dicho cabe también, como al introito de Tolstoi, negarle la mayor: en el fondo, la fraternidad de los partidos es la fachada de las luchas más crueles. Otra cita gratis; de Churchill, cómo no, ese hombre que parece que vivió para ser ocurrente y hacérnoslo parecer a los demás. Dijo Sir Winston a un novato correligionario en el parlamento: "Los de en frente son nuestros adversarios; los enemigos son los de aquí atrás". Real como la vida política misma.

Pero gracias al cielo la dramatización de la bronca del PSOE va a darnos un poco de respiro a partir de hoy, cuando ya se salga de dudas sobre quién manda en la casa socialista: Susana Díaz o Pedro Sánchez. A más de uno nos ha resultado insufrible el proceso de primarias. Primero, porque es larguísimo, y acaba uno con fatiga de oír a diario las mismas pamplinas e imposturas estéticas, tan mitineras ellas. Segundo, porque, francamente, ya está bien de tantas elecciones, sólo nos faltaba otra en medio de la nada para que decidan varios miles de militantes (no sus millones de votantes). Y tercero, para mí lo más insufrible, los tonitos falsos cual Judas de plástico de los discursos de marras. De Díaz da mucho apuro y hasta repelencia escucharle el soniquete entre maternal y de actor maleta (¿hablará así en casa?). Presidenta, vuelva usted a su trabajo o dimita ya, que Andalucía no merece este absentismo suyo para convencer a unos pocos de que su rival es un inútil y un perdedor dañino. Y Sánchez, ah, Sánchez, ése sí que es amateur, un animal político menor que anda revirado por las heridas infligidas por las urnas y los hermanos. Su resentimiento aflora en sus hueras reflexiones y teatrera prosodia. Hay otro candidato; cómo se llamaba. Patxi Argamasa, o algo así.

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