Poniendo los palos

Los "palos" de otro tiempo siguen atesorando señasde identidad en las voces del pueblo

Comienzo con las últimas letras pregonadas en la festividad del Santo Patrón San Sebastián por Juan Gómez Hiraldo en 1986 (cuya Geografía del Fandango debiera ser lectura de obligado cumplimiento en todos los centros escolares) transmitiendo aquella anécdota en la que dos compadres se hallan en una situación embarazosa, debido a su gran afición al mollate.

La cosa sucedió así: al zapatero del populoso barrio le dio por aferrarse a la promesa de no probar un sorbo hasta el 20 de enero del año siguiente, comprometiendo a su compadre en tan dura faena, pero llegada la vendimia, allá por septiembre, el regustillo a vino y la acendrada abstemia, desvelaron sus ansias implorando al compadre que se asomara a ver, por si acaso, un milagro hubiera acelerado el calendario, y observara, si ya estaban "poniendo los palos".

Vuelvo la vista a las celebraciones perdidas en el tiempo y como el zapatero de la historia pregunto a los compadres actuales por la mutilación de la memoria y por la censurable anemia de una festividad que tiene sus bien andados cuatro siglos y que el Cabildo de la Villa de Huelva, en 1613, nombrara por "Patrono y Abogado glorioso" (sic).

De las solemnidades religiosas y veladas a lo largo de los tres últimos siglos, con función principal a cargo del Padre Comendador de la Merced, procesión, con asistencia de gala de los munícipes, festejos de toros y cañas reales, ministriles y piezas musicales... hasta el exorno de fachadas, exposición de huertos y palmitos, casetas adornadas con farolillos y escudos de la ciudad, cacharritos, sabores a ponche y té moruno, peseteros y fervor casticista, hemos llegado hasta su cuasi desaparición y abandono en el último tercio del siglo pasado, por parte de las ilustres corporaciones municipales, herederas del patronazgo y legatarias de la devoción populista, recuperadas en su extensión por la hermandad radicada en su templo, los Estudiantes, para mayor sonrojo de las corporaciones y testimonio cofrade.

En la hora de mostrar el patrimonio cultural a cuantos desconocen tan viejas tradiciones, habría que recordarles que, los "palos" de otro tiempo siguen atesorando señas de identidad en las voces del pueblo que un día cantaron: "¡Que viva el Litri y la Popular -confitería- los bollos de leche y San Sebastián!".

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