Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Política con acné

TRISTE es debatirse entre la política con acné y el inmovilismo, pero el corredor de fondo avanza aunque no lo parezca. Otro gallego se lo aconsejó al entonces Príncipe de Asturias, hoy rey Felipe VI. "Alteza -dijo Camilo-, en España, el que resiste, gana", y le advirtió contra los hombres impacientes y los tiempos inclementes. Cela y Rajoy comparten la solidez de la tortuga, la opaca virtud que se conserva lejos de las luces dañinas de la adolescencia. Rajoy no se mete en política. Otro gallego. Detrás de 2014 sólo podrá venir 2015. Ésa es la rotunda certeza del destino de este presidente que sabe que todos los días amanece. El petróleo bajará aún más, el euro será atractivo en su debilidad frente al dólar y habrá empleo aunque sea más barato. Mientras, la izquierda se debatirá entre la melancolía socialdemócrata y la política con acné, los trenes que salen y que llegan, Pedro y Susana, la renovación y la impaciencia, el federalismo y el patriotismo constitucional. Qué trabajoso es ser de izquierdas en este país, pensará Rajoy. Y lo es. Las elecciones generales llegarán tarde, a finales de 2015 o en las primeras semanas de 2016. A estirar, a estirar, que el demonio va a pasar. Este gallego zen lleva víboras escondidas. Ahora le ha echado a los cachorros el señuelo de un pacto con el PSOE para ver cómo se devoran entre ellos. Y no hay quien pare y mande, jóvenes.

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