Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

Un PP andaluz

Queda pendiente la fundación de un PP andaluz. Tal vez a Aznar le pareció en su día una pérdida de tiempo

Tras el portazo de la Secretaría General del PSOE, todo apunta a que nos quedan en Andalucía notables dosis extra de peronismo susanista en los próximos años. De modo que habrá que prepararse. Lo del baile de consejeros ha significado un botón de muestra por adelantado, con la sustitución a modo de promesa de cambio de titulares en áreas tan sensibles como la educación y la sanidad, donde la Junta se ha encontrado una contestación ampliamente rotunda en la calle, cuando el cambio que la situación merecía debía haber empezado por la propia presidenta del Gobierno andaluz. El debut del nuevo consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, el otro día en Málaga, encogido de hombros ante el sinsentido de que el nuevo y flamante Museo de la ciudad cierre todas las tardes de verano, no pudo ser más triste. Así que no hay nada como cambiar consejeros para mantener las mismas políticas de siempre, con la consiguiente torpeza y la misma incapacidad de previsión. ¿Y la oposición? Haciendo su trabajo, se supone. Moreno Bonilla afirma que no hay que tener miedo al cambio, y en fin, parece que llega al menos un par de estaciones tarde. Gente con motivos de peso (no ya ganas) para que haya un cambio real en Andalucía hay como para llenar tres mítines. La cuestión es hacia dónde. O con quién.

Es curioso, pero en esta época de locos en la que el éxito político es una cuestión de personalismos (que se lo digan a Díaz), lo que le falta a Moreno Bonilla es justo lo contrario: un partido detrás que lo apoye, lo afirme y lo consolide. Uno piensa en las fuerzas vivas del PP en Andalucía y repara sin remedio en los Ayuntamientos; el municipalismo se le ha dado (razonablemente) bien aquí al partido conservador, con sus estragos y sus abusos pero con el beneplácito del respetable, al menos hasta las pasadas elecciones; pero incluso entonces resultaba más razonable achacar la pérdida de plazas al desgaste que a decisiones erróneas o a incapacidades. Ahora bien, ¿en qué podemos pensar cuando intentamos definir un PP andaluz? Pues en poco más que la soledad de Moreno Bonilla, empeñado en anunciar medidas para cuando llegue a la Presidencia que ya podría adoptar su partido a nivel nacional (véase la reducción o eliminación del impuesto de sucesiones, que, por cierto, frente a lo que esgrimen los apóstoles de la izquierda más nostálgica, sí es una medida necesaria) sin que se dé por aludido.

Queda pendiente la fundación de un PP andaluz. Tal vez a Aznar en su momento le pareció una pérdida de tiempo. Y quién sabe, visto el pescao, si a lo mejor tenía razón.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios