Meses inútiles

Hubo quienes confundieron la firmeza, aplicada con sabiduría, con el extremismo y la rigidez

H style="text-transform:uppercase">ace aproximadamente un año estábamos todavía digiriendo los resultados de unas elecciones que alteraban el bipartidismo habitual. Por supuesto, no era la primera vez que algún partido no obtenía una mayoría absoluta y que, por lo tanto, se veía obligado a pactar para poder formar gobierno. La situación que se vivía no era del todo ninguna novedad; pero sí lo era en que el número de parlamentarios de cuatro grupos políticos hacían posibles combinaciones que permitían, en teoría, investir como presidentes a varios candidatos. Dada la coyuntura, muchas voces se pronunciaron a favor de algún acuerdo entre los partidos constitucionalistas, para evitar la deriva populista y para remontar la economía. Sin embargo, como ya saben, fue imposible. La intransigencia de unos, el egocentrismo de otros y las paridas de ciertos iluminados condujeron a lo que la sociedad, en general, no quería: a la convocatoria de unas nuevas elecciones que, al final, dieron resultados similares. Gracias a que hubo un cambio en la dirección política del PSOE, que forzó la dimisión de Pedro Sánchez, aún hubiéramos ido a unos terceros comicios. Quiera que no, fue un esfuerzo para los socialistas, los cuales, a corto plazo, han sufrido su coste, si bien esperan que a medio se le sea reconocido y tengan su compensación, pues dieron fin a un camino en círculo vicioso y desesperanzador para ellos y para todos. Pasado el tiempo, ahora es fácil darse cuenta de que los meses gastados por el "no es no" resultaron inútiles, con el problema de que fueron gravosos, que paralizaron algunas tomas de decisión importantes y que agravaron el descrédito de la clase política, ya suficientemente elevado. El reciente acuerdo firmado entre el PSOE y el PP, con el fin de impedir los cortes de luz a las familias vulnerables, es un ejemplo de la senda que debe seguirse. Nadie tiene que renunciar a sus principios, programas o a ser alternativa de gobierno, pero existen circunstancias en las que los pies han de estar firmemente apoyados en el suelo y no en las nubes, teniendo sentido práctico y conciencia de que muchas veces es necesario optar por la solución mejor, no por la perfecta, porque muchas veces esta última es irrealizable en determinados momentos, habiéndose de esperar a que se den ciertas condiciones convenientes para su ejecución. El extremismo y la rigidez no llevan a nada bueno pero hubo quienes los confundieron con la firmeza aplicada con sabiduría según cuándo, cómo y dónde.

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