H style="text-transform:uppercase">aga usted un máster después de transitar por la experiencia profesional necesaria. Eso sí, abonando el pastizal que acredita el prestigio, con la esperanza de que un Head Hunter, instalado en el paradigma equivocado, le abra las puertas de una zona de confort desde donde prolongar el postureo. O quizá le sirva para promocionar en su empresa actual y prolongar en el tiempo un mejor escenario.

" No sé si el mundo está al revés o soy yo quien está cabeza abajo" dice Fito, en una de sus canciones. Y yo además de invertido, estoy a cinco minutos de que no me dejen entrar en una universidad o escuela de negocios, ni para ir al servicio.

Hace unos días el director de una importante empresa pública me enseñaba una foto en su móvil, portada en la prensa del día anterior. Me explicaba que hubo empujones para colocarse en el centro. Entiendo que ahí había mucho MBA de los caros. Sobredosis de postureo y poco que transformar, que eso implica riesgo, y quizá no podamos salir en la próxima foto.

Habría esperanza si no fuera por la cantidad de mediocres que nos rodean; esos que taponan el talento para que nada cambie. Incluidas las escuelas de negocio o universidades que discriminan por sus precios lo que no se justifica en costes. Eso sí, mucho net working como valor añadido.

Habría esperanza porque hay talento en nuestros estudiantes, trabajadores, profesionales y empresarios. Habría un futuro distinto si quienes empujan para salir mejor en las fotos se dedicaran de verdad a transformar, que es lo contrario que conservar. O lo que es lo mismo; trabajar para ser sustituidos.

Pero claro, hay demasiado paro ahí afuera. Y el mediocre sabe que no le alcanza si es sustituido. Por eso no se busca en serio y de verdad a los que valen, y lo que es peor, cuando aparecen se les ignora y si se ponen pesados conviene apartarlos.

La posición y la posibilidad económica actúan como limitación al talento.

Tenemos una forma de pensar medieval-gremial en el ámbito de la transformación empresarial, ampliable a otros niveles sociales.

Lo más triste es que hay valor, calidad y talento en las personas. No en todas, pero sí en muchas. La encuentro entre mis alumnos, en empresas y foros públicos.

El tapón esta en los mediocres a quienes el MBA sólo les ha enseñado cómo conservar su posición sirviéndose del sistema del que a su vez se sirven. Para seguir saliendo en la foto.

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